ARTE

«Me siento un sugeridor de historias e imágenes»

Rafael Navarro se pasa al color y a la fotografía digital en 'A destiempo'. En el Paraninfo, muestra ese trabajo y las obras de su colección personal.

Rafael Navarro es un prestigioso fotógrafo de sensaciones y deseos
«Me siento un sugeridor de historias e imágenes»
CARLOS MONCÍN

«Lo que más me interesa al usar un lenguaje plástico como la fotografía es que me permite comunicar sin necesidad de concretar. Puedo sugerir más que decir. Y esa aparente ambigüedad es la que me permite dejar que el lector de las imágenes tenga que penetrar en las mismas», dice Rafael Navarro, que inaugura esta tarde en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza una doble exposición: 'A destiempo', 28 imágenes de gran formato, realizadas entre 2008 y 2010, que suponen su paso al color y al arte digital, y 'La colección', algo más de una cincuentena de piezas de desnudos, paisajes, retratos y abstracciones de grandes fotógrafos.

Rafael Navarro (Zaragoza, 1940) explica así su nueva apuesta: «El color me iba rondando desde hace algunos años por la cabeza y me frenaba la dificultad para controlar todo el proceso al tener que recurrir a laboratorios externos. Cuando decidí empezar a trabajar con sistemas digitales me pareció el momento oportuno para hacer ambos cambios a la vez. Lo incomodo es volver a tener que aprender nuevas técnicas cuando ya peinas muchas canas; lo mejor es descubrir nuevas posibilidades de canalizar tus deseos de expresión».

El fotógrafo ha organizado la muestra arrancando con las texturas y los paisajes, la incorporación de la figura, el diálogo un tanto difuso entre hombre y arquitectura, la presencia de la naturaleza y las abstracciones. Su obra, reconoce, se inclina cada vez más hacia la abstracción, matizada con armonía cromática y misterio.

Explica así su método de trabajo: «En ocasiones promuevo una situación y trabajo sobre ella; otras veces es la propia imagen la que se manifiesta y pide ser registrada. Hay siempre una frontera virtual entre lo intelectual y lo instintivo. Y, en mi caso, suele ser mejor el resultado cuando la parte instintiva predomina sobre la intelectual», dice.

Una característica del conjunto es la tendencia a la intemporalidad y a la deslocalización. «La fotografía es un medio que me deja respirar mi libertad. No me gusta vincular las sensaciones que trato de expresar en mis fotografías a personas o lugares concretos. Esto limitaría su lectura a mi entorno y lo que intento es que cada espectador pueda amueblar el escenario con su propio bagaje personal y sentirse identificado. Más que un contador de historias, soy un sugeridor de historias, imágenes y personajes», declara.

Iconografía de un arte mayor

En ocasiones, da la impresión de que el fotógrafo se cite con el pintor y con la pintura: un pintor que trabaja la superposición, las veladuras o las transparencias. «Eso no es nuevo: está en mi obra en blanco y negro y está aquí, donde vuelvo a buscar la emoción, la belleza y la alegría del color».

En otra de las salas del Paraninfo, Rafael Navarro ha colgado una cincuentena de piezas, seleccionadas entre más de quinientas de su colección particular.

«A mi colección yo no la considero como tal. En su casi totalidad proviene de intercambios con otros autores que he ido conociendo a lo largo de los últimos cuarenta años y que han influido en mi visión de la fotografía». Puesto a afinar, añade: «Es una especie de libro de bitácora de mis deambulares por el mundo de la fotografía». Y en ese cuaderno nos encontramos con fotos que son auténticos iconos, como el 'Che Guevara' de Korda, 'Mujer Seri. Desierto de Sonora' de Iturbide, 'El desnudo provenzal' de Willy Ronis o 'La buena fama durmiendo' de Manuel Álvarez Bravo.

En La Habana, Rafael Navarro habló con la mujer del gran fotógrafo mexicano para adquirir una pieza, y cuando se enteró «el maestro al que yo tanto admiraba me propuso abiertamente un 'change', un cambio». Álvarez Bravo, amigo de Luis Buñuel, se ha convertido en un motivo artístico para el fotógrafo zaragozano: «El año pasado, durante una estancia en México, volví a ponerme en contacto con su viuda y le prepuse hacer un trabajo en su casa y estudio, como homenaje a don Manuel, cosa que aceptó y que le agradezco. El trabajo ya está realizado y espero poderlo mostrar dentro de poco tiempo».

Entre las piezas de la colección figura 'Stravinsky' (1946) de Arnold Newman. «La considero uno de los mejores retratos que se han tomado en toda la historia de la fotografía. Es perfecta la composición, la expresión del compositor, la postura, el ambiente creado, todo ello hacen sentir la mano de un gran maestro». Las dos muestras estarán abiertas, en el Paraninfo, hasta el primero de mayo.