EXPOSICIÓN

Serrat y Miguel Hernández, de paseo entre amigos

Con la presencia de políticos, cineastas y otras gentes de la cultura, se inauguró ayer en el Paraninfo de Zaragoza 'Hijo de la luz y de la sombra. Imágenes para un poeta', impulsada por el cantautor Joan Manuel Serrat.

Agustín Sánchez Vidal, haciendo de guía a los primeros visitantes, entre ellos Javier Lambán.
Serrat y Miguel Hernández, de paseo entre amigos
J. M. M.

'Hijo de la luz y de la sombra. Imágenes para un poeta' se gestó entre amigos y entre amigos fue inaugurada ayer la exposición en el Paraninfo de Zaragoza. Ante un pasillo de acceso abarrotado de gente y rodeado por políticos y colaboradores, el cantautor Joan Manuel Serrat, alma máter del proyecto, recordó que todo empezó cuando él buscaba dar un formato audiovisual a una gira monográfica de conciertos con poemas musicados de Miguel Hernández. «A José Luis García Sánchez y a mí se nos ocurrió liar a otras personas, porque somos expertos en complicarle la vida a la gente, y llamamos a realizadores para que pusieran imágenes a una canción.


Por sorpresa, porque aunque artísticamente estimulante la oferta era poco tentadora económicamente, ya que no había un duro, la recibieron bien. Y aceptaron con tierna resignación, por amor de amigos, por cariño y por admiración a la obra que estaba detrás», explicó Serrat.

García Sánchez estaba ayer encantado de cómo ha quedado esta muestra y subrayaba que lo que propone es «una experiencia nueva, cine para ver andando», que sirve para recuperar «la figura de Miguel Hernández, poeta gigantesco que había quedado en el olvido». Como él, otros amigos no quisieron perderse el momento: en un rincón conversaban los también cineastas Pedro Olea (que la semana próxima trae al Principal de Zaragoza su montaje teatral de 'El pisito') y Manuel Gómez Pereira, que hicieron sendos minifilmes para los poemas 'Elegía' y 'Para la libertad'.


Gómez Pereira explicaba que a él se le ocurrió una visualización «con coreografías y traduciendo el texto a lenguaje de sordomudos con la ayuda de una logopeda, para fundir luego la coreografía y el lenguaje». Olea, por su parte, ideó un complicado «plano secuencia imposible de 7 minutos» (lo que dura la canción), para el que tuvo que recurrir a los efectos digitales. Reencarna a Ramón Sijé, el amigo muerto a quien Hernández dedicó su 'Elegía', «un poema escalofriante y maravilloso, uno de mis favoritos», aseguraba Olea.


Por allí, envueltos entre la multitud que esperaba para acceder a la exposición, andaban los artistas Paco Simón, diseñador de la muestra, y Rogelio Caballero, autor del vídeo que acompaña a 'Hijo de la luz y de la sombra', además del delegado de la SGAE en Aragón, Ignacio Casado.


Mimetizada también con el público se veía a la comisaria de la exposición, Ana Marquesán (directora del departamento de Archivo de la Filmoteca de Zaragoza), haciendo de su presencia sinónimo de discreción mientras Agustín Sánchez Vidal asumía ante las cámaras la tarea de explicar el proyecto en calidad de coordinador textual.


«¡Cuánto político!», exclamaba un anónimo visitante, asombrado ante el desfile de cargos que se dejaron ver en el acto. Por parte del Ayuntamiento estuvieron el teniente de alcalde Carlos Pérez Anadón y el director general de Cultura, Antonio Mostalac. De la Diputación de Zaragoza hicieron acto de presencia su presidente, Javier Lambán, y la diputada de Cultura, Cristina Palacín. Y por parte del Gobierno de Aragón acudió la consjera de Cultura, María Victoria Broto.


Ejerciendo como anfitriones estuvieron el rector de la Universidad de Zaragoza, Manuel López, y la vicerrectora de Proyección Cultural y Social, Concha Lomba.

 

El ruido y los detalles

Entre las decenas de ciudadanos que no quisieron perderse ayer la apertura se escucharon comentarios diversos, la mayoría de aprobación. Un joven echaba de menos los textos de los poemas, que deberían haberse escuchado en la voz de Joan Manuel Serrat pero apenas eran audibles debido a la acumulación de gente charlando que se produjo en los primeros momentos. Por su parte, una pareja de chicas curioseaba con verdadero interés el material cinematográfico complementario que acompaña los filmes que ponen imágenes a las canciones con versos de Miguel Hernández.


«¡Qué bonito!», comentaba una de ellas contemplando portadas y páginas de antiguas revistas de cine editadas entre 1925 y 1941, procedentes del archivo de la Filmoteca de Zaragoza. Tampoco el director del departamento de Exhibición de esta Filmoteca, Leandro Martínez, quiso perderse la inauguración y miraba complacido el apartado con viejos programas de mano de películas como 'La malquerida' o 'Nosferatu' (cinta con la que inaugura esta institución la semana que viene un ciclo de proyecciones dedicado a Murnau).


Y así, entre pantallas de televisión, limones colgantes, cebollas de atrezzo y paredes tapizadas de flores de almendro, lunas y palmeras, Miguel Hernández vuelve al público. Hasta el 6 de marzo.