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El 'Fin de partida' de la Abadía llega al Principal

José Luis Gómez y Susi Sánchez protagonizan, a las órdenes de Krystian Lupa, esta obra de Samuel Beckett.

José Luis Gómez y Susi Sáez, en 'Fin de partida'.
El 'Fin de partida' de la Abadía llega al Principal
TEATRO DE LA ABADíA

"Debemos arrancar tantas carcajadas como sea posible con esta cosa atroz", les dijo en su día Samuel Beckett a los actores que iban a interpretar a Hamm y Clov, los personajes centrales de 'Fin de partida'. Una obra nacida en plena crisis de pensamiento tras la catástrofe de la II Guerra Mundial, en años donde se alimentaban mutuamente la angustia personal y social (la hecatombe nuclear cobraba visos de ser algo posible en plena tensión entre bloques políticos).


La maldad, el egoísmo y las posibilidades de redención están en el meollo de la puesta en escena que el director polaco Krystian Lupa ha realizado de esa "cosa atroz" pergeñada por Beckett. Que parte de una situación sencilla pero no simple: cuatro personas aisladas, atrapadas en la amenaza de un inminente fin del mundo.


Hamm es un ciego inválido que adoptó de niño a Clov, quien, privado de otros contactos sociales, se ha convertido en su criado y cuidador. Junto a ellos, recluidos en recintos inmundos, conviven los padres de Hamm. La función da comienzo con la decisión de Clov de abandonar a Hamm.


"Clov es un personaje de una gran pureza, pervertido por un mundo oscuro y por su falta de referencias", asegura Susi Sánchez, que en el montaje de Lupa para el madrileño Teatro de la Abadía asume un rol, en principio, masculino. "Ella no está en el reparto por paridad de género", afirma irónico su compañero José Luis Gómez (Hamm en la función), que asegura que la presencia femenina en el personaje de Clov "abre el abanico de interpretaciones posibles de la obra". Porque, dice el actor, 'Fin de partida' no es sino "la crónica de un abandono anunciado" y la "lucha por dejar y por no ser abandonado" de cada uno de los protagonistas. Y ahí entran en juego el amor, la dependencia, la familia... y el dolor, "que es algo con lo que los humanos vivimos constantemente", precisa Gómez. Un dolor que solo puede ser destruido cuando "un ser absolutamente puro lo absorbe y lo destruye", describe el actor, que subraya cómo 'Fin de partida' entronca con "el gran arquetipo cristiano".


¿Y por qué esperaba Beckett carcajadas? Porque "la desgracia es la cosa más graciosa del mundo", aventura Gómez. La ajena, claro.