LIBROS

Una colección de animales poéticos que inquietan desde 'La noche del armadillo'

La editorial Cartonerita Niña Bonita publica el primer poemario 'cartonero' de Ana Lacarta.

En los diez poemas de Ana Lacarta (Ateca, 1976) que conforman el libro 'cartonero' 'La noche del armadillo', editado por Cartonerita Niña Bonita, conviven seis animales turbadores, cuya mención produce desasosiego. No se trata de un recurso premediatado, como ayer explicaba la autora ante un abarrrotado vestíbulo del Teatro Principal de Zaragoza, sino que "representan y simbolizan situaciones de la vida, aparentemente inofensivas, pero que no nos gustan y nos inquietan". Aparecen desde el caribú y la carcoma al siluro y la santanita.


Otra característica especial de este poemario es su identidad 'cartonera'. Se trata de un ejemplar único e irrepetible, de portadas pintadas sobre cartón reciclado y realizado de manera completamente artesanal.


El libro surgió de la recopilación de sus pensamientos que Ana Lacarta se animó a presentar al premio de poesía de la junta de distrito de Torrero el año pasado, que acabó ganando. Se trata de su primera obra "personal y de creación literaria" que vez la luz, ya que hasta ahora había publicado en el ámbito profesional trabajos relacionados con la historia y el patrimonio.


"Este poemario cierra un círculo personal, una etapa de mi vida. Lo escribí hace año y medio en una época dulce, pero también salada", reconoce. Como esos 'Anacardos' cubiertos de miel a los que dedica sus primeros versos. En sus composiciones están presentes elementos que le "obsesionan" y "fascinan", como la serie 'Doctor en Alaska', Quentin Tarantino, 'Terciopelo azul' de David Lynch, el puente de Piedra y los embalses, porque por algo creció junto al pantano de La Tranquera.


"Son poemas sugerentes, delicados y con bastante cuerpo, que lanzan una original mirada sobre ciertos aspectos de la vida de las personas y que tienen capacidad para evocar y provocar", dijo sobre ellos en la presentación el gerente del Teatro Principal, Rafael Campos. Una profundidad a la que puso el contrapunto con su sentido del humor el impulsor de Cartonerita niña bonita, David Giménez.