patrimonio

Los resucitadores de los edificios del Alto Gállego

Mallata es una cooperativa que lleva casi diez años rehabilitando puentes, iglesias y otras edificaciones antiguas de pueblos como Yebra de Basa y Laguarta. Para las reconstrucciones, utilizan las mismas técnicas que se usaron siglos atrás.

Los resucitadores de los edificios del Alto Gállego
Los resucitadores de los edificios del Alto Gállego

Preparando una estructura de tejado. La madera es uno de los elementos más comunes a la hora de rehabilitar edificaciones antiguas. En la foto, se prepara la estructura de un tejado en el taller de Mallata, en Sabiñánigo. La mayoría de veces, el trabajo se hace fuera del taller.

Jesús García y Agustín Montero fueron dos de los jóvenes que en los años ochenta se propusieron repoblar Aineto, Ibort y Artosilla, tres localidades del Alto Gállego que estuvieron a punto de desaparecer. Ahora los pueblos cuentan con unos 100 habitantes y con ese objetivo cumplido, han emprendido una nueva aventura con Mallata, una cooperativa que tiene como fin rehabilitar edificaciones antiguas en toda la zona.

Junto a otros dos compañeros, formaron esta asociación en 2002 y desde entonces han devuelto la vida a fuentes, lavaderos, hornos, ermitas, puentes, iglesias y hasta centrales eléctricas abandonadas. Construcciones que algunas veces datan del siglo XI y que se rehabilitan "respetando las técnicas antiguas", como asegura Montero.

En su nacimiento, la cooperativa también pretendía promover los actos culturales en las localidades cercanas. "Tuvimos títeres, teatro y otras formas de animaciones, pero era muy costoso y necesitábamos subvenciones. La DGA nos las daba, hasta que llegó la Expo. En 2008 tuvimos que cancelar todo, solo seguimos con las rehabilitaciones", recuerda Montero.

Técnica respetuosa

Los pozos neveros sirvieron hace cuatro siglos como frigoríficos públicos. La gente abría agujeros gigantes para acumular en ellos nieve durante el invierno y conservarla hasta el verano para venderla. El de Yebra de Basa tiene 300 años, siete metros de profundidad y cinco de diámetro. "Terminamos la obra hace dos años, había que reparar los recubrimientos, entre otras cosas. También dejamos un cartel explicando cómo era el comercio de la nieve en aquellos tiempos", cuenta Jesús García.

Ese fue uno de los proyectos de Mallata que ha necesitado una investigación previa para su desarrollo. Esta etapa del proceso a veces dura hasta un mes e incluso requiere la contratación de antropólogos y especialistas.

A la hora de colocar las piedras y los morteros de cal, y reparar los cimientos de madera, nadie lo hace mejor que los artesanos de piedra y losa -así les gusta que les llamen- de Mallata. "Aprendimos de los albañiles que antes trabajaron aquí. Muchos ya han fallecido, pero nos mostraron cómo recuperar su trabajo", recuerda Montero.

Estos meses están preparando la reconstrucción de un horno de pez, un material que fue muy común en el Alto Gállego. Es una sustancia viscosa que se extraía de la raíz de los pinos, se destilaba y se calentaba para darle forma. Se usó para confeccionar zapatos, botas de vino y como impermeabilizante.

Los materiales básicos para reconstrucciones como estas son la madera, las piedras y las losas para los tejados. Los planos son los mismos que sirvieron para los primeros albañiles, aunque Mallata ha incorporado algunas nuevas técnicas. "Antes, los muros tenían dos caras de piedra. Nosotros dejamos una de termoarcilla y lo aislamos con corcho o lana", explica Montero.

En estos días, acaban de concluir el estudio de la antigua central eléctrica de Laguarta, que se inauguró en 1903. Después de los trabajos, volverá a lucir como entonces, aunque "no funcionará de nuevo, solo será para visitarla", como la mayoría de trabajos que realiza la cooperativa, aclara Jesús García.

Como él mismo afirma, los puentes son los "únicos que recuperan sus funciones originales". Aunque no siempre: "Un arquitecto de la DGA nos encargó un presupuesto para restaurar el puente de San Cristóbal, en las afueras de Jaca. Hicimos los estudios, pero llegó la crisis y aún estamos esperando que nos vuelvan a llamar".

Construcciones de piedra. A la izquierda, la primera casa de Artosilla que comenzó a restaurar la Asociación Artiborain, de donde surgió la idea para fundar la cooperativa Mallata. A la derecha, chimeneas antiguas y el Lavadero de Satué (arriba), restaurado en 2009.