PINTURA

Kieron, el pequeño Picasso inglés

Un niño de siete años, que comenzó a pintar hace dos, despunta como un maestro del pincel en el Reino Unido. Los críticos le comparan con los genios de la pintura y la cotización de sus cuadros se dispara.

Escenas rurales y marítimas surgen del pincel que sujeta una mano menuda con una maestría de la que muy pocos adultos pueden presumir. Su autor, Kieron Williamson, tiene siete años y es prácticamente autodidacta. El niño pintor se inspira en los paisajes abiertos, con playas de cambiantes arenales y dramáticos horizontes, de su región natal, Norfolk, en el noreste de Inglaterra.


La prensa del país le llama "el pequeño Monet" por su tendencia hacia el impresionismo y algunos expertos hablan ya de que ha nacido un nuevo Picasso, recordando que el genio malagueño tenía ocho años cuando pintó su primer lienzo, 'El picador'. El galerista inglés Adrian Hill, marchante de la obra de Kieron, anticipa que su protegido será "el próximo gran maestro" de la pintura internacional.


Tres exposiciones

Williamson inauguró su tercera exposición el pasado 1 de agosto, con una serie de 33 acuarelas, pasteles y óleos. La colección se vendió en media hora, dejando un saldo positivo en torno a los 180.000 euros y una larga lista de interesados en adquirir futuros trabajos del precoz artista. Hasta hubo gente que pasó la noche anterior a la inauguración de la muestra junto a la puerta de la galería Picturecraft, en Holt, donde el talentoso pintor ya había colgado sus cuadros con el mismo nivel de éxito en diciembre del año pasado. Con tales antecedentes, no es de extrañar que su cotización esté subiendo como la espuma.


A los expertos les sorprende la madurez de las composiciones de Williamson. Lejos de pintar paisajes o figuras humanas con característica torpeza infantil, el pequeño Kieron aporta a sus lienzos una variedad de sombreados, juegos de luces y perspectivas propias de un artista competente y veterano. Pero este niño prodigio solo lleva dos años ejercitando el pincel, inicialmente con acuarelas y pintura pastel. Hasta los cinco años se contentaba con colorear imágenes de dinosaurios que le dibujaba su madre.


Sorprendentemente, no hay tradición artística en la familia de Kieron Williamson. La conexión más aproximada con esta afición proviene de su padre, Keith, electricista de oficio, quien se dedica a la compraventa de obras de arte desde que sufrió un accidente laboral hace tres años. Su cambio de profesión coincidió con el repentino interés del pequeño de la casa por la pintura.


Ocurrió en unas vacaciones en Cornualles en las que el futuro artista se sintió atraído por los pesqueros y botes de remos de esta región costera del oeste inglés. "Nos pidió por primera vez que le compráramos un cuaderno y una caja de acuarelas", explica su madre, Michelle, en la web del joven portento.


Pintar y jugar al fútbol son las grandes aficiones de Kieron.


También le gustan los juegos electrónicos y es un buen estudiante. Va dominando el lienzo por sus propios medios y con los consejos técnicos de un par de artistas de Norfolk.


El paisajista de esta región Edward Seago es su pintor favorito, y en el que más se inspira al ejecutar sus escenas marítimas y rurales. "De mayor, yo no quiero ser como Picasso. Quiero ser como Monet o Seago", ha confesado el precoz pintor a los medios británicos.

Pero este no es el primer niño prodigio del arte. En 2004 Marla Olmstead, de tres años, revolucionó las galerías de arte con su técnica expresionista abstracta, que evocaba a Pollock. Al poco se supo que más que vocación, la niña tenía temor a su padre, que era quien daba las órdenes y le decía cómo y qué pintar.