Flavio González Mella

"El corto es un género por derecho propio. Admiro al Festival de Cine de Huesca por defenderlo"

Su padre cultivó su pasión por el cine engañándole. "Me prometía ir a ver una película de ciencia ficción y me llevaba a ver 'Solaris' de Andréi Tarkovski", recuerda Flavio González Mello. Poco a poco, aquellos largometrajes cambiaron su forma de ver el mundo y hoy no es capaz de entenderlo sin el cine. Ganó el premio Danzantes, Huesca, en 2009 y, este año, es jurado del festival.

Flavio González, jurado
Flavio González es miembro del jurado del concurso de Cortos iberoamericanos
A. C. M.

"Soy cineasta de hueso desde los siete años", confiesa el mexicano Flavio González Mella. Sus cortometrajes han recibido numerosos reconocimientos en festivales internacionales, entre ellos, el premio Danzantes del Festival de Cine de Huesca 2009. A pesar de su pasión por el séptimo arte, es en el campo del teatro donde más éxitos ha cosechado, siendo considerado uno de los uno de los dramaturgos más destacados del teatro mexicano actual, con obras que han impactado en crítica y público.


Tras visitar Huesca en 2009 para participar con su corto "40º a la sombra" y llevarse el primer premio. González ha vuelto a la capital oscense en 2010 para participar como jurado y juzgarlas obras de aquellos que se encuentran en la misma posición que él el año pasado.


Ana C. Martínez: Hay quien cuestiona el papel de los festivales de cine, tras haber obtenido el premio Danzantes el año pasado en el certamen oscense ¿cuál cree que es la función de estas citas?

Flavio González Mella: Géneros como el cortometraje tienen vida, en parte, gracias a los festivales. Conseguir uno de estos galardones no garantiza que se te abran las puertas de repente, pero ayuda a la proyección y difusión de tu obra. Por otra parte, y aunque no sea políticamente correcto, el premio económico que acompaña al galardón ayuda. Por el trabajo de "40º a la sombra", que duró seis meses, cobré 200 euros y el dinero de Huesca me vino muy bien.


A. C. M: Además, y dentro de la difusión de la que hablaba antes, el premio Danzantes le dio la oportunidad de que su corto viajase a Hollywood.

F. G. M: Ese detalle me pilló por sorpresa. No tenía ni idea de que el Festival de Cine de Huesca concedía este privilegio. Fue una experiencia muy bonita, estuve compitiendo con los mejores cortos del mundo, aprendí el camino que debe seguir una obra de cine hasta que llega a Hollywood y, desafortunadamente, en eso quedó todo. Eso sí, fue una experiencia muy bonita.


A: C: M: ¿Cambia mucho el Festival de Cine de Huesca si se vive como concursante o como jurado?

F. G. M: Cambia, sí. Ser jurado es difícil, pero me parece un papel interesante dentro del festival. Además, gracias a esto he podido comprobar que, dentro del jurado de los cortos iberoamericanos, hay ciertos valores estéticos y condiciones, varios aspectos, más de los que pensaba, en los que coincidimos todos los miembros a la hora de valorar. Otros son más subjetivos, desde luego. Pero me está gustando esta experiencia de estar sumergido de lleno en el festival. Me ha permitido conseguir una visión de todo lo que se está llevando a cabo, novedades y experimentos, en el mundo del cine. Algo que, cuando vienes a concursar no aprecias, porque no estás obligado a acudir a todas las proyecciones y estás más pendiente de la tuya.


A. C. M: En el mundo del cine, ¿Las vanguardias llegan a la gran pantalla a través de los cortos?

F. G. M: El corto es al cine como un cuento a la literatura y no veo a Cortázar ensayando en sus obras para poder dedicarse, más tarde, a escribir una novela. El corto es un género cinematográfico por derecho propio. Admiro al al Festival de Huesca, porque lo defiende así.


A. C. M: Pero ha dicho que es en los cortos donde se aprecian las novedades y experimentos que se están llevando a cabo. 

F. G. M: Por la edad de la gente que los rueda, porque hace falta menos presupuesto, porque muchos no necesitan producción y, por lo tanto, hay más libertad... Hay muchas razones que justifican que las propuestas más firmes del mundo del cine se ven en los cortos. Un largometraje es una inversión muy grande y se busca que sea productiva. En los cortos hay menos experiencia entre los profesionales, pero más capacidad de riesgo y ansia de renovación.


A. C: M: ¿Qué hay de cierto en las profecías que auguran el final del cine por la piratería e Internet?

F. G. M: Hollywood es un monopolio y copa las salas de producción. Una película mexicana o europea no puede competir contra eso. Internet se ha convertido en una ventana por la cual se cuelan nuevas propuestas que, de otra forma es muy difícil que llegue al público. Yo mismo tengo varios cortos colgados en youtube. De cualquier forma, trabajo en teatro y estoy curado de espanto con las profecías apocalípticas. El cine no se comió al teatro ni Internet terminará con la gran pantalla.



A. C: M: Siendo "cineasta de hueso", como se confiesa, ¿por qué dedicarse al teatro?

F. G. M: Porque en este mundo encontré la estabilidad que no da el cine. En el teatro puedo estrenar una obra cada año y que se represente durante varios meses. En el cine a veces hay trabajo, a veces no, a veces se gana algo y, a veces hay que poner dinero. Además, el teatro también me gusta. No concibo una cosa sin la otra. No podía vivir sin ninguna de las dos.