HASTA EL 26 DE SEPTIEMBRE

El Prado se abre por primera vez a los tapices

La pinacoteca expone 'Los amores de Mercurio y Herse', tejidos en oro y seda, de Pannemaker.

Nunca antes el museo del Prado había expuesto tapices. Para su primera muestra dedicada a este género ha rescatado y reunido la delicada y hasta ahora dispersa colección de 'Los amores de Mercurio y Herse', una de las más espectaculares de la historia de la tapicería. Son ocho gigantescos tapices mitológicos elaborados por Willem Pannemaker, el gran maestro de la tapicería flamenca renacentista y autor de un delicado y espectacular trabajo en hilo, oro y seda para esta serie desperdigada desde principios del siglo XX y ahora rescatada. Se podrán ver en la ampliación del Prado hasta el 26 de septiembre.


Se reúnen por primera vez las ocho escenas que integraron la magnífica serie de Pannemaker dedicada a esta historia mitológica de amor y celos. Los tapices proceden de la fundación Ducal Medinaceli, la Casa de Alba, el Metropolitan Museum of art de Nueva York y el propio museo, que atesora dos piezas de Pannemaker entre los 13 tapices que posee. La serie narra los amores del dios mensajero, hijo de Zeus, y la hija del rey de Ática a partir de los versos de Ovidio en 'La metamorfosis'.


Concha Herrero, conservadora de tapices de Patrimonio Nacional, y Leticia Azcue, jefa de conservación de escultura y artes decorativas del Prado, son las comisarias del rescate y "puesta en valor" del olvidado talento de Pannemaker "el Velázquez de la tapicería".


Para reyes y papas


Activo de 1535 a 1581 y miembro de la más afamadas familia de tejedores de Bruselas, fue el gran tapicero del Renacimiento flamenco. Trabajó para la nobleza, el papado y las principales casas reales europeas del s. XVI y surtió de obras maestras a la corte de Carlos I de España y V de Alemania y a su hijo Felipe II. Para Carlos I tejió los 12 paños de la famosa serie de la 'Conquista de Túnez' (1548) a condición de que solo emplease sedas de Granada y para la trama, las lanas más finas y mejores de Lyon, además el hilo de plata y oro sería el que le proporcionase el propio emperador. Su monograma de tapicero y la marca de calidad de Bruselas y del ducado de Brabante, obligatorias desde 1544, figuran en la serie de Mercurio y Herse.


"El tapiz tiene importancia clave en las colecciones de los nobles y las cortes más poderosas del Renacimiento, y estos paños son quizá la cima de Pannemaker, tapicero de las dos ramas de la Casa de Austria", destaca la comisaria Concha Herrero. "Es el objeto de lujo por excelencia, más caro que los 'tizianos' y las piezas más valiosa del colecciones de la época. Eran además como el cine del siglo XVI, con una sucesión de escenas con final feliz." apostilla Azcue.