ÓPERA

La ópera busca fórmulas para ampliar su público y poder sobrevivir a la crisis

La situación económica ha supuesto el recorte de ayudas públicas y privadas a un espectáculo incapaz de sobrevivir sin ellas.

La escenografía es hoy el 'gancho' de las óperas. En la foto, una representación en el Theatre Royal de Sídney.
La ópera busca fórmulas para ampliar su público y poder sobrevivir a la crisis

A pesar de las entradas a precios prohibitivos y el aura de lujo que tiene, la ópera está en crisis: el Liceo ha reducido sus ingresos para la temporada que viene en un 4,67% y busca fórmulas para acercar el espectáculo al gran público y reducir costes con coproducciones con otras óperas.

"¿La ópera como arte es rentable? La respuesta es no", reconoce Joan Francesc Marco, director del Gran Teatro del Liceo en Barcelona. Como muchas otras formas de arte, la ópera no es un negocio y subsiste a base de subvenciones públicas y aportaciones de empresas privadas, una situación que convierte este género en un espectáculo frágil en tiempos de crisis.

"Tenemos problemas porque las aportaciones de las empresas y las administraciones han bajado", explica Marco que valora, por contra, que la venta de localidades no haya descendido.

Debido a los recortes en la financiación, el Liceo ha reducido su presupuesto para esta temporada de 58,5 millones a 54,2, ha suspendido la programación del Foyer y ha suprimido la Orquesta de la Academia del Liceo, porque la Generalitat canceló la subvención.

A pesar de las dificultades, Marco defiende un modelo mixto como el del Liceo, que combina la financiación privada y la pública, por encima del modelo anglosajón, que se basa en la financiación privada, o del europeo, que obtiene la mayor parte de los ingresos de las subvenciones públicas.

En los últimos años, los grandes teatros han ideado sistemas para sacar la ópera de los escenarios con proyecciones en la playa, en salas de cine o en universidades.

El incremento de los costes de producir un espectáculo de este tipo ha cambiado la situación: "Ahora los artistas se ganan mejor la vida que antes y aparece el fenómeno del 'divismo' que encontramos en las industrias culturales modernas", comenta José María Álvarez, director de Industrias Culturales de ESADE.

Álvarez y Marco coinciden en que la ópera no es solo un negocio y que, en todo caso, lo más importante no son los presupuestos sino lo que ocurre sobre el escenario.

En este sentido, ahuyentar la imagen de la ópera como algo exclusivo y acercar el espectáculo al gran público es hoy la prioridad de los grandes teatros de todo el mundo: "Hay un sentimiento de elitismo por parte de la gente que va a la ópera, pero desde el último incendio del Liceo son las administraciones públicas quienes pagan", recuerda Álvarez.

Si para Álvarez, popularizar la ópera podría pasar por construir un recinto con capacidad para más público, Marco alerta de que a pesar de que la ópera va más allá de la actuación sobre el escenario y "si se hiciera en el Palau Sant Jordi, por ejemplo, todo lo que la rodea se perdería y estaríamos devaluando el producto".

Las apuestas del Real

El Teatro Real, por su parte, estrena director y nuevos proyectos. Hace unos días la nueva batuta del coliseo, Gerard Mortier, anunció entre sus propuestas el estreno de dos obras nuevas cada temporada. Una de ellas será 'La página en blanco', de Pilar Jurado, la primera ópera de una compositora española que se estrene en el Real. Mortier tiene como objetivo emocionar al público y convencerle de escuchar música contemporánea.

El Real afronta 2010 con casi 55 millones, tras el recorte del 10,24% de las aportaciones públicas, pero en 2011 tendrá solo 49 millones. Para compensar ha subido un 5% el precio de sus entradas.