INTERNET

La escucha y el visionado en línea se imponen a las descargas en la cruzada internauta

El pulso contra la ley Sinde, cuya aplicación restrictiva se antoja inminente, multiplica las opciones con rapidez.

Virtualbum, iniciativa de Aragón Musical.
La escucha y el visionado en línea se imponen a las descargas en la cruzada internauta
HERALDO

Aún no sustituye a las descargas en cuanto a popularidad entre los usuarios, pero lo hará. El 'streaming' es el término sajón que describe el disfrute de contenidos audiovisuales en línea sin intercambio de archivos: es como escuchar la radio, o ver la tele cuando no había sistema de TiVo de pausa y grabado digital. Y hay una aplicación que reina en este entorno: el Spotify. En su versión gratuita, financiada con breves inserciones publicitarias cada cinco o seis canciones de la lista que arma el usuario, supone el acceso a la escucha de un gigantesco banco de música, con muy pocas excepciones (The Beatles, entre ellas) y una facilidad de uso que le ha hecho favorito entre los menos avezados en el uso de los recursos de la red.

El problema de Spotify

El Spotify tiene un problema: en su expansión, acaecida a lo largo de 2008, se accedía a este programa por invitación. Ahora, la versión gratis ya no permite invitar a más gente: solo pueden hacerlo aquellos que optan por su 'tarifa plana' de 9.99 euros al mes, que permite además librarse de las interrupciones promocionales.

Spotify tiene primos mayores, como Last.fm, radio por Internet, o el comodísimo Grooveshark, un directorio que no requiere una aplicación para su funcionamiento: en listen.grooveshark.com se hace la búsqueda, se confecciona la lista... y listos. Al igual que en Spotify, las inserciones publicitarias son la contrapartida para los que buscan el gratis total. Hay opciones como Jamendo, apoyada por las redes sociales como Facebook o Twitter, que cuentan con el beneplácito de la industria.

En vídeo, con referencias del tipo ovguide.com, triunfan páginas como ver-pelis.net (que esquiva el servidor Megavideo, famoso por sus limitaciones diarias de uso en lo tocante al minutaje) o la popular Seriesyonkis, que también está buscando nuevos servidores de contenidos. Con la televisión el caso es aún más sangrante: en OurwebTV.com, por ejemplo, hay 1.000 canales clasificados, y se anuncia la llegada inmediata de cadenas en español. Ahí está el punto de ataque de la llamada ley Sinde: la ministra de Cultura defiende a capa y espada el proyecto de bloqueo de webs que facilitan el acceso a contenidos protegidos, incluido en la Ley de Economía Sostenible que debe ratificar el Parlamento. Para compensar este ánimo censor se aborda una 'macroweb' de música y películas para descargas avalada por el ministerio, que debería haber estado lista el año pasado, y que se inspira en findanyfilm.com, modelo patrocinado por el UK Film Council británico, un proyecto rechazado abiertamente por los usuarios porque exigen pago.

Las alternativas para los internautas se multiplican, empezando por las conocidas. MySpace, el servicio que abraza hoy todo proyecto musical, ofrece la escucha de varias canciones en la página de cada grupo, ya sea en una lista al uso o con reproductores virtuales. Hay artistas -en los últimos años lo han hecho Radiohead o Guns n'Roses- que vuelcan allí unos días sus nuevos trabajos en escucha libre antes de lanzarlos al mercado.

La iniciativa Pixbox, de Telefónica, se abre paso con la oferta combinada de descargas y 'streaming' por pago de cuota fija. Es además distribuidora directa de discos, como ocurre con Volador y su nuevo cedé 'El largo viaje.