ESPECTÁCULOS

"Mezclamos música y humor como Les Luthiers, pero hacemos algo didáctico"

Un dúo para un recital insólito, '¿De qué me suena eso?', que hoy (18.30) ofrecen en Zaragoza.

Máximo Pradera, en una visita anterior a Zaragoza
"Mezclamos música y humor como Les Luthiers, pero hacemos algo didáctico"
ESTHER CASAS

¿Cómo se conocieron?

Máximo Pradera: Creo recordar que él tocaba en una entrega de premios periodísticos y lo sentaron a mi mesa.

Miguel Baselga: Me invitaron al programa 'Lo + Plus', que hacía Máximo con Fernando Schwartz, y me entrevistaron.

 

¿Qué tienen de bueno uno y otro para un espectáculo como '¿De qué me suena eso?', que hoy llevan al salón CAI del paseo de la Independencia de Zaragoza?

M. B. Máximo tiene dos cosas buenas. Bueno, tiene muchas, pero las más útiles son que sabe de música -e incluso toca un poco aunque no se gane la vida así- y que es un hombre de escena: ha hecho monólogos, radio, televisión? Sabe hablar y sabe de qué habla.

M. P. Miguel tiene mucho humor y comparte conmigo la visión de que la música clásica, como se presenta ahora, es un poco decimonónica: un piano en un escenario, un pianista que no habla con nadie y parece que está enfadado? Creo que él es consciente de que la música clásica se ha ido envarando artificialmente y está perdiendo público. Está como en un altar, la llaman música culta y parece que si a uno le gusta otro tipo de música, como el jazz o el pop, es un inculto.

 

¿Cuál es la finalidad de su recital?

M. B. El público de la música clásica cada día es más mayor, no somos capaces de captar a la gente joven. Nosotros intentamos que le pierdan un poco el miedo, no el respeto, y desacralizar el ritual, eso de que haya que estar muy serio en un concierto.

M. P. Antiguamente, por ejemplo, en los conciertos se podía aplaudir entre movimientos. Mozart escribía en una carta: "Después del segundo movimiento me han aplaudido a rabiar, papá". Y ahora, si se te escapa un aplauso, te miran como a un apestado.

 

Las comparaciones son odiosas, pero se me vienen a la cabeza 'El conciertazo', Les Luthiers, Igudesman & Joo... ¿Tienen algo que ver con lo suyo?

M. P. Les Luthiers con una generación más mayores que yo, he crecido con ellos, escuchando su mezcla de humor y música. Pero ellos se dedican solo a entretener y lo nuestro es también algo didáctico, aunque sí hay mezcla de música y humor.

M. B. Y Les Luthiers son muchos, nosotros, solo dos. Con 'El conciertazo', la diferencia es que nos dirigimos a un público un poco más mayor, de 12 o 13 años en adelante.

 

¿Qué música se puede escuchar en '¿De qué me suena eso?', solo clásica?

M. B. No, hay desde los modos de música medievales a Herbie Hancock, Beethoven, Take Five... Todo tipo de estilos y música, hasta la música de los móviles.

M. P. Lo de los móviles viene porque en el libro '¿De qué me suena eso?', que publiqué con Aguilar en 2005, se contaba que Daniel Barenboim, en el aeropuerto de Tel Aviv, escuchó que un judío ortodoxo llevaba en el móvil un politono de Wagner. Su reflexión fue: si puede sonar en los móviles, ¿por qué no va a sonar en una auditorio israelí? Eso lo llevó a tocar, fuera de programa, el 'Idilio de Sigfrido'. Algunas personas no podían soportarlo y se levantaron, pero él les pidió que, al menos, dejaran escuchar al resto. Y lo consiguió. Por otra parte, hay gran cantidad de politonos clásicos en los móviles. Y se da la curiosidad de que la melodía de Nokia la han cogido del 'Gran vals brillante' del español Francisco Tárrega.

 

¿Cómo compagina Miguel Baselga este espectáculo con su labor convencional como concertista y sus grabaciones de la obra de Isaac Albéniz?

M. B. Una cosa no está reñida con la otra, se pueden hacer las cosas en serio y también reírse de uno mismo. Sigo con Albéniz, ahora acabo de tocar en México y dentro de mes y medio me voy a Paraguay y a Perú. Pero, de vez en cuando, uno se afloja la pajarita y se quita el frac.

Y Máximo Pradera, ¿piensa seguir con más funciones de este espectáculo?

M. P. Estos recitales estamos dispuestos a hacerlos siempre que nos llamen, de hecho hay posibilidades de presentarlo después del verano en Madrid. Pero ahora es difícil por los recortes presupuestarios que está habiendo en instituciones públicas y privadas.

 

Hace tiempo que no lo vemos en la pequeña pantalla, aunque sí hace algo de radio. ¿Tiene planes para volver a la televisión?

M. P. La televisión ha llegado un momento en que ha sido tomada por la gente que la veía. Ese es el mayor grado de deterioro al que puede llegar un medio de comunicación. El mejor ejemplo: John Cobra. Televisión Española le da trabajo a Cobra y no corta cuando empieza a tocarse los cojones, pero a mí el director de TVE ni me recibe. Así que en la televisión ni me ves, ni me verás.