MÚSICA

Raquel del Rosario: "La fama me ha hecho muy desconfiada"

Aún recuerda "esas frutas confitadas con chocolate", que hoy podrá volver a probar. Porque Raquel del Rosario vuelve esta noche a Zaragoza con El sueño de Morfeo.

Raquel, en una foto promocional de El sueño de Morfeo
Raquel del Rosario: "La fama me ha hecho muy desconfiada"
JOSÉ LUIS TABUEÑA

La casa de discos lo anticipa. "Entre viajes, promos y la gira están muy liados". Así que la entrevista no puede ser por teléfono. Da igual. La vocalista de El sueño de Morfeo contesta vía e-mail y la verdad es que se explaya en cada respuesta. Eso sí, hay dos preguntas en concreto, sobre su vida personal, que evita contestar. "Reconozco que la fama me ha hecho muy desconfiada", se excusa.

 

Esa vorágine se detiene esta noche en La Casa del Loco de Zaragoza, en su tercer concierto de su nueva gira en acústico. "Es la primera vez que hacemos este formato. Será algo especial, muy íntimo", anuncia Raquel del Rosario. El hecho de volver a Aragón también les estimula. "Comemos muy bien cuando vamos, jaja -escribe Raquel-. Además, siempre hay alguien que nos regala esas frutas confitadas con chocolate o esos caramelos gigantes que traen a la Virgen en el envoltorio". No hay duda: han estado antes por aquí, aunque no con su último trabajo, 'Cosas que nos hacen sentir bien'. Y ¿cuáles son esas cosas? Pues, dejando a un lado la música, todo lo relacionado con la normalidad. "Nos hacen sentir bien los pequeños detalles que nos perdemos: tomar un café con los amigos o ir al cine", explica. Y esa tranquilidad que busca, también la desea para sus compañeros. No es persona de mitos. "Admiro a mucha gente, pero nadie debe idolatrar a nadie. Al final, todos somos personas", afirma.

 

Aunque ya coleccionan discos de oro y platino, no andan obsesionados con las copias despachadas. "Las ventas son prácticamente nulas, creo que al cedé como formato le quedan dos días", opina Raquel, que cree que las descargas ilegales se están cargando la música. Los tres componen en su banda, que se muestra unida y sin visos de lanzarse por separado. "Somos un matrimonio de tres. Si algún día acaba el amor nos divorciaremos. De momento, estamos enamorados", deja claro.

 

Algunos dirían que les va sobre ruedas. Pero, a pesar de que el grupo es imagen de una marca de coches, no son aficionados a la velocidad. "No, no lo somos -apunta la canaria, que nunca ha confirmado su boda con el piloto Fernando Alonso-. Aunque tenemos la suerte de que nos apoye una gran marca y, de paso, nos haya regalado un coche precioso", se ríe.

 

Ya han pasado años desde que su aparición en 'Los Serrano' los puso en el disparadero. Y aunque Raquel no es de hacer zapping -"hay muy poca programación que merezca la pena", dice al respecto-, recuerda con cariño ese paso por la tele. Su creciente popularidad desde entonces le ha permitido debutar como modelo y ponerle la voz a Barbie o a Ariel, de 'La Sirenita', en el tema 'Parte de él'. "Fue un sueño hecho realidad. De pequeña, rebobinaba la cinta un millón de veces para cantarla". Habla entonces de su infancia, en Canarias, en una casa con seis hermanos. Y de lo tímida que era. "De pequeña, más bien cantaba en la ducha. Hasta los 15, no me solté", revela. Ahora, los hermanos se ven poco, "pero, cuando nos juntamos, ¡armamos unas! Además, las dos pequeñas están siguiendo mis pasos".

 

Y no es fácil seguírselos. Por su trabajo, y por el hermetismo del que se rodea. En este punto, se pone seria: "Soy incapaz de sonreír a una cámara que me sigue por la calle. ¿Por qué no están nunca en la primera fila de un concierto?", se duele. Sabe que, como personaje público, se expone a las críticas. Pero quiere desvincularse de la prensa sensacionalista. "Siempre me he esforzado por que se valore lo que hacemos". Una declaración de intenciones, como las hace en temas como 'Esta soy yo', en el que se declara "asustada y decidida". "Esa canción dice mucho de mí. He aprendido a quererme con mis defectos. En este mundo, hay que mantenerse fuerte psicológicamente o duras dos días", concluye.