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Un reparto en el que nadie es como parece

Miguel Ángel Lamata ha contado para 'Tensión sexual no resuelta' con rostros altamente populares gracias a la pequeña pantalla, pero "todos se vinieron a hacer la película con dos condiciones: ensayar y distanciarse de los personajes televisivos que los han hecho famosos".

 

El director zaragozano enumera: "Norma Ruiz ha hecho todo lo contrario a su Bárbara de 'Yo soy Bea' y borda un personaje pérfido y manipulador (Jazz). Adam Jezierski también se apartó por completo del Gorka de 'Física o Química' para convertirse en el oponente perfecto del personaje de Norma, y la Amaia Salamanca de esta película no tiene nada que ver ni con Cata en 'Sin tetas...' ni con Natalia, el personaje con el que triunfó el año pasado en 'Fuga de cerebros".

 

De Fele Martínez, dice que era el actor perfecto para "dar sustancia a alguien sin sustancia y, encima, asumir que todas las escenas cómicas que te tocan se basan en lo ridículo que puede llegar a ser".

 

Sobre Miguel Ángel Muñoz, cuenta que le tocó convertir a un "tipo supermajo y supersano" en "un borracho fumador, machista y pendenciero", y "tatuado hasta las cejas". Adiós al chavalito de 'Upa Dance' y el responsable médico de 'El síndrome de Ulises'. Su papel de 'Nardo' es el de un tío violento enamorado de Celeste (la aragonesa Salomé Jiménez).

 

El camaleónico Joaquín Reyes de 'Muchachada Nui' se quita sus características gafas para entrar en el relamido papel de Edu. Lamata comenta que fue "muy difícil mantener la concentración en el rodaje porque el manantial inagotable de chorradas y gags que Joaquín es capaz de improvisar hace que, con frecuencia, la gente se descojone a mitad de plano".

 

A Pilar Rubio, Lamata la compara con Ava Gardner por su "belleza deslumbrante, peligrosa, agresiva para los sentidos". Su personaje, Lucía, tiene una particularidad: conoce un secreto fundamental para el desenlace.