NUEVAS TECNOLOGÍAS

El libro electrónico no convence de momento ni a las editoriales ni a los lectores aragoneses

La demanda de aparatos estas Navidades ha sido escasa y apenas existen libros virtuales publicados desde aquí.

Un 'e-book' Inves, comercializado por El Corte Inglés, en la librería de esta tienda en Zaragoza.
El libro electrónico no convence de momento ni a las editoriales ni a los lectores aragoneses
JOSÉ MIGUEL MARCO

"Lo que hemos visto es que se irá introduciendo -no digo imponiendo- y que convivirá con el libro de papel". Esta conclusión expone José Luis Acín, del Centro del Libro de Aragón, como resumen de la impresión generalizada entre quienes trabajan en el sector editorial en la Comunidad.

 

A pesar de las informaciones aparecidas preconizando el 'boom' del 'e-book' para esta Navidad, lo cierto es que en Aragón no ha habido esa fiebre por el libro electrónico. Rafael García Noguero, de El Corte Inglés, comenta que "se ha notado más demanda de información que venta real" entre los consumidores. "Es un producto novedoso, hay gente con interés y se va introduciendo de forma lenta como regalo", aclara.

 

Y aporta un dato interesante: el perfil del comprador real es el de una persona de entre 30 y 50 años. "En principio, parece que es un producto más dirigido a los jóvenes, que están más habituados a los dispositivos electrónicos, pero los precios que tiene un lector de 'e-book' ahora (entre 200 y 400 euros, más o menos) no son asequibles para los jóvenes, a menos que alguien se lo regale", reflexiona.

Pioneros

Esa falta de implantación del soporte dificulta el hecho que las editoriales aragonesas se animen a producir contenidos para 'e-book', aunque hay excepciones. Libros del Innombrable, firma zaragozana fundada en 1998, publicó en 2009 cinco libros en formato electrónico, y tiene otros tres en cartera. "Lo hemos hecho en colaboración con Publidisa, de Sevilla, que opera en España e Iberoamérica, y los tenemos también en Amazon', precisa Raúl Herrero, responsable de Libros del Innombrable.

 

Herrero dice que se animaron a probar "porque es una nueva posibilidad de venta y no requiere una gran inversión, por ahora". Ello se debe a que su versión digital es exactamente el mismo PDF del libro que se usa para su impresión en papel. "Es sencillo, solo hay que pedir otro ISBN -número estándar internacional de libro-y otro depósito legal, aunque se trate del mismo libro", aclara el editor.

 

No obstante, reconoce que, por ahora, no han detectado una gran demanda por parte de usuarios de 'e-book', ni en Aragón ni a nivel mundial. "El más vendido de los nuestros ha sido el 'Diccionario Pánico', de Fernando Arrabal. Y 40 ejemplares en seis meses es un resultado pobre", dice Herrero.

 

Cuenta que para las editoriales hay ventajas y desventajas al optar por el digital. "Es muy positivo, porque reduce los gastos al no tener que imprimir, y porque no necesita mucho espacio para el almacenamiento. Pero el precio que se da al libro en formato digital es menor que el mismo en papel: ahora está estipulado en torno a un 50%. Para según qué libros, es excesivo, porque el autor cobra igual y el coste de diseño es el mismo".

 

También ve pros y contras para los lectores. Entre las ventajas, que comprar un libro electrónico pueden ahorrar el aumento de precio derivado del transporte y la distribución del papel. En el lado malo, que un 'e-book' actual no permite una buena reproducción de dibujos e ilustraciones y que, "si pasa como con el ordenador, que se te puede borrar todo... Si yo tengo en mi 'e-book' mi biblioteca y se me borra, ¡me muero!", dice Herrero.

Derechos y dudas

Y es que una de las cuestiones pendientes del libro electrónico, como ocurre con el cine o la música en descarga digital, es el tema de las copias y la gestión de derechos. Los problemas que la piratería está dando a otros sectores de la industria cultural también tienen mosca a la del libro.

 

Incluso los contratos con los escritores se verán afectados. Mientras para autores desconocidos o de mercado reducido el 'e-book' puede abrir una vía nueva para difundir su trabajo, con los superventas la cosa es distinta. Joaquín Casanova, de Mira Editores y la Librería Central, explica que "los contratos se suelen basar en la tirada que va a haber, pero con las descargas no hay tirada fija". Casanova ve difícil que el 'e-book' se implante hasta que "se regulen y legislen los derechos de autor y las descargas".

 

Por otro lado, asegura que se ha sentido decepcionado como lector por este dispositivo. "Tenía uno antiguo y compré un modelo nuevo el pasado septiembre en la feria de Fráncfort, pero sigue siendo lento para ir de delante a atrás con la páginas, desplazarse por la pantalla es un incordio, no tiene color y se puede acabar la batería en el momento más inoportuno", enumera.

A Casanova, por mucho que la pantalla sea de tinta digital para dañar menos la vista, el 'e-book' le parece en último término "un ordenador al que le han quitado material. Si alguien quiere comprar un dispositivo para leer, que se compre un portátil". Además, el librero aragonés encuentra incluso desventajas "sociales". Por ejemplo: ¿Cómo prestas un libro electrónico a un amigo?, se pregunta.

 

Él no ha visto interés esta Navidad por comprar 'e-books': "Los he tenido en las tiendas y la gente los toca, los ve, pero nada. El gran éxito anunciado ha sido un fracaso".