CINE

Brasil escenifica la vida de su hijo favorito

Con una popularidad sin precedentes para un gobernante que está cerca de finalizar su segundo y último mandato, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, no tendrá que esperar a convertirse en un mito para ver su biografía reflejada en el cine.


'Lula, el hijo de Brasil', una película del director Fabio Barretto que cuenta la trayectoria vital del mandatario desde su nacimiento hasta su consagración como líder sindical, se estrenó ayer en 400 salas comerciales del país sudamericano. Se calcula que la verán unos 20 millones de espectadores.


«Usted sabe quién es ese hombre, pero no conoce su historia», fue el eslogan que acompañaba al filme los días previos a su primera exhibición oficial. Precedido de una inusual expectación, la producción se presentó en octubre en el Festival de Brasilia, con la sala donde se proyectaba atestada de espectadores, muchos de los cuales tuvieron que seguir la película sentados en el suelo. A finales de noviembre se ofreció también en un cine de Sao Paulo, donde fue vista por Lula, su esposa y su candidata a sucederle en la presidencia, Dilma Rousseff, junto a otros invitados especiales.


Conmovido hasta las lágrimas, el mandatario saludó uno a uno a los actores, y sobre todo a Gloria Pires, que representó a doña Lindú, madre del dirigente y coprotagonista de una historia que arranca el día del nacimiento de Lula, el 27 de octubre de 1947, en la pobrísima aldea de Garanhuns, del estado de Pernambuco, en el nordeste de Brasil. Lula fue el séptimo hijo del matrimonio y nació cuando su padre, violento y alcohólico, ya había abandonado a su madre embarazada y con otros seis vástagos para buscar mejor suerte en Sao Paulo.


Hasta allí se trasladaron en camión unos años después doña Lindú y sus pequeños hijos en busca del padre empujados por la sequía y el hambre. Pero el hombre ya había formado otra pareja con una mujer mas joven, y la madre de Lula, analfabeta pero de una fortaleza increíble, debió empezar una nueva vida como emigrante junto a toda su prole. «En esta familia nadie será ladrón ni prostituta», repetía doña Lindú. No soñaba ni por asomo con el destino que le esperaba a su hijo. Lula aprendió a leer y escribir y consiguió un diploma de tornero mecánico en una escena que arrancó las lágrimas de los espectadores.


Drama familiar


La película muestra también el trágico final de la incipiente familia que formó Lula muy joven. Su esposa murió en el parto de su primer hijo, así como el recién nacido. No obstante, el luego exitoso político logró superar el doble trauma e inició una carrera como sindicalista metalúrgico que le llevó a liderar las huelgas contra la dictadura militar. A raíz de su militancia gremial Lula estuvo preso y poco después murió su madre. En la cinta estrenada ayer también se puede ver a una joven Marisa Rocco, la actual esposa del presidente, cuando aún no podía ni soñar en que algún día llegaría a ser primera dama.


El estreno comercial de la película en un año electoral fue criticada por la oposición como un acto de demagogia y hasta como un intento de «culto a la personalidad». Sin embargo, para Lula políticamente significa poco ya que no se postula para un tercer período aunque hubo intentos de su partido para forzar una reforma constitucional que se lo permitiera. Pero el dirigente se negó a permanecer en el cargo otra legislatura a pesar de que su popularidad ronda el 80%.


El director de la producción -que actualmente se repone de un grave accidente automovilístico- aseguró que la película «no intenta vender una ideología. O una obra de arte o es política y mi única intención es mostrar mi arte», destacó. El filme ha costado unos siete millones de dólares (casi cinco millones de euros) y fue financiado sólo con capital privado. El productor, padre del director, espera mostrar la película en salas comerciales pero también en barrios pobres y zonas rurales donde no hay cines.


Los actores que interpretaron a Lula en las distintas etapas de su vida fueron cinco. El que destaca es Raúl Ricardo Díaz, protagonista del último tramo de la historia del futuro presidente hasta los 35 años, cuando ya se ve el carisma que tiene ante la multitud. La realización no aborda el período en el que Lula funda el Partido de los Trabajadores, su camino de obstáculos hacia la jefatura del Estado, ni sus dos gobiernos. Quizás sea parte de la secuela de una historia que aún se escribe y podría ser larga. Como dice el propio Lula: «Cuando un nordestito no muere antes de los cinco años, sobrevive mucho tiempo».