Alex Rovira y Francesc Miralles hallan la fórmula más definitiva de Einstein

ZARAGOZA. Alex Rovira y Francesc Miralles tienen una rara complicidad que se alimenta de amistad, de confianza, de curiosidades y de visiones compartidas. Un día, durante una fiesta, Francesc recibió una llamada de Alex; este le dijo que había pensado que podían escribir una novela sobre "la última respuesta de Einstein", que consistía en el perfeccionamiento de su famosa fórmula matemática, que habría legado en secreto a un descendiente. Esa fórmula condensaba una fuerza extraordinaria, una especie de "quintaesencia" o piedra angular que podría cambiar la concepción del universo y de la vida.

Alex Rovira señala que él había leído muchas biografías de Einstein, personaje que le fascinaba desde niño ("igual que otros que ayudaron a cambiar el mundo como Mandela, Servet, Gandhi, Newton, Edison, Fosbury, Stefan Zweig, Pelé, Hipatia de Alejandría?") y que conocía muy bien su existencia y su metamorfosis tras ganar el Premio Nobel en 1921 e iniciar una nueva vida lejos de su primera esposa Mileva Maric.

Francesc, narrador, traductor y guionista, se puso en marcha, y pronto desarrollaron una trama que se suspende en numerosos datos reales: la existencia de una hija con su Mileva, que fue dada en adopción un año antes de su boda; la estancia de Albert Einstein en España (en Zaragoza, Madrid, Toledo y Barcelona?), y en especial en Cadaqués; el misterio que existe en torno a su compleja y enigmática personalidad, y la deriva psicológica tras la obtención del Nobel.

Para Alex Rovira, Einstein fue "un egocéntrico, un canalla, un miserable, respecto a su propia familia, que luego se humanizó"; para Francesc, el autor de la teoría de la relatividad fue evolucionando hacia posiciones humanistas, de preocupación por el destino del mundo. "Al principio -dice-, estuvo muy centrando en desplegar su talento y en elaborar sus teorías. Luego cambió y ayudó a muchas personas, siguió un proceso alquímico interior muy importante, casi conmovedor".

Poco a poco, dicen, fueron intercambiando puntos de vistas, creando personajes, y así nació 'La última respuesta' (Plaza & Janés), una novela de intriga que ha sido galardonada con el Premio de Novela Ciudad de Torrevieja de 2009. Señala Alex Rovira: "Nosotros hacemos radio, y a los dos nos gustan mucho esos programas nocturnos de temáticas diversas. Aquí contamos la historia de Javier, un guionista más bien resentido y perdedor, que un día decide echarse un farol en torno a las teorías del científico. De ahí parte una aventura rocambolesca y peligrosa".

Esa aventura empieza en un jardín zen de Cadaqués que habría diseñado el propio Einstein, en el que se reúnen cinco personajes interesados en su vida y en su obra. Su anfitrión es el enigmático Yoshimura que está escribiendo una biografía definitiva del genio. Aparece muerto, y Javier recibe el encargo, tan misterioso como bien remunerado, de que complete la biografía.

Eso le va a llevar a viajar por los distintos lugares en que "vivió, trabajó, amó y sufrió el científico" y a intentar completar el libro que tiene varias lagunas. En idéntica tarea andan, entre otros, una experta de su obra, la fría y académica Sarah, su hermanastra Lorelei ("un personaje que nos fue pidiendo cada vez más presencia") y de inmediato se va produciendo un rosario de misteriosas muertes. Hay alguien o algo, una suerte de compleja conjura emparentada con los judíos, que no desea que se conozcan los secretos de los últimos 34 años de Einstein.

El aliento de la ficción

Esa investigación minuciosa convierte la novela en un libro de metaficción, en "una metametáfora", dice Rovira, en la que intervienen muchos elementos: el mito, el icono, el hombre contradictorio; la física cuántica; la huella de su esposa ("esta novela también debe leerse como un homenaje a las mujeres. Sin Mileva, Einstein no hubiera hecho lo que hizo", dicen) y el magisterio de otro científico como Nikola Tesla; la teoría del campo unificado y una laberíntica investigación en torno a la hija repudiada que reside en un lugar apartado?

La narración se desarrolla como un 'thriller' con elementos que provocan y sorprenden, y que avanzan hacia un desenlace simbólico, con un elemento totalizador. La novela, dividida en cuatro partes (Tierra, Aire, Fuego y Agua), va dejando reflexiones por el camino: "El cáncer no puede abrazar el corazón" o "la capacidad más grande que tiene el ser humano es la de sentir y la de amar".