CURIOSIDADES

Un Goya fuera de cuadro

Luis de Goya es descendiente directo del pintor aragonés. Y, aunque le gusta el arte, solo lo tiene como afición. Es militar y hace unas semanas volvió de Afganistán.

Seis generaciones y un solo apellido. A la izquierda, Luis. A la derecha, un autorretrato de Francisco de Goya
Un Goya fuera de cuadro
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Dice que él no pinta ni la mona. Que sus hijos, de 7 y 3 años, lo hacen mejor. Será que no se ha puesto a la tarea. Porque a su padre y a su tío Mariano se les daba muy bien. Y qué decir de su antepasado Francisco, ese que nació en Fuendetodos en 1746? Efectivamente, Luis, según cuenta, es "hijo de chozno". Es decir, el hijo del hijo del tataranieto de Goya. No hace falta hacer cálculos, él lo explica: "Para que se entienda, soy el descendiente varón más joven de la sexta generación".

 

Pero no solo hay años entre Luis y su antepasado. Además de la falta de pericia con el pincel, Luis de Goya no es zaragozano, nació en León. "Mi relación con Aragón, en la mayoría de casos, ha sido por motivos profesionales. Aunque, siempre que tengo oportunidad, voy a ver a la Pilarica, a la que tengo gran devoción, y de paso me quedo contemplando un rato la estatua 'del abuelo", declara con humor. Eso sí, tiene una espinita que espera sacarse pronto: nunca ha estado en Fuendetodos ni en Aula Dei.

Un punto en común

Su trabajo tampoco se parece al del pintor aragonés: entró en la Academia General Básica de Suboficiales del Ejército de Tierra (en Tremp, Lérida) ya hace 20 años, precisamente, cuando tenía 20. Actualmente, es Brigada de Artillería. Y, hace unas semanas, volvió de una misión en Afganistán, donde estuvo seis meses en la Unidad de Aviones no Tripulados en Herat. "La vida se llevaba entre el trabajo, la lectura y el deporte? y la preocupación más por los tuyos que por ti mismo", cuenta de la experiencia. Y aquí hay un punto en común entre Luis y Francisco. Uno ejerció de cronista de la guerra con sus cuadros y el otro ha estado destinado en una zona en conflicto. "Nunca lo había visto así. Yo tengo el honor de tomar parte en misiones internacionales de paz y Goya, en cambio, tuvo la desventura de ser testigo de la Guerra de la Independencia", señala. Y ahí es donde le sale la vena familiar y se pone a defender a su ascendiente. "Muchos lo han tachado de afrancesado, pero alguien que se sintiera tan próximo a Francia, ¿habría denunciado las acciones del Ejército francés contra el pueblo español con la crudeza que él lo hizo?", pregunta retóricamente Luis.

 

A pesar de su famoso apellido, no mucha gente lo ha relacionado con el genial pintor aragonés. "Evidentemente -reconoce-, es un honor. Nos educaron en el orgullo de nuestro origen, pero tampoco lo vamos diciendo por ahí?". Quizá por esa modestia, Luis no ha estado presente en los homenajes y retrospectivas que sobre Goya se han realizado en los últimos años. "Me da un poco de pena que, en todo el siglo XX, solo se ha tenido en cuenta a la familia dos veces: cuando se trasladaron sus restos mortales a España en 1919 y en 1996, cuando mi padre dio una conferencia con motivo del 250 aniversario del nacimiento del pintor", cuenta. Personalmente, se duele de que nadie le cursó invitación para la exposición 'Goya, Velázquez y El Greco. 500 años de pintura española' en la ciudad extranjera europea donde residió durante cuatro años ni a su padre para la apertura de los actos conmemorativos de ese 250 cumpleaños en Fuendetodos. "Siempre nos hemos enterado de estas cosas por terceras personas", denuncia.

 

Porque Luis podrá ser militar, pero el arte, no podía ser de otra forma, le gusta. "Especialmente el clásico, soy incapaz de entender el moderno", afirma. Su cuadro favorito es 'La rendición de Breda' de Velázquez. "Me impactó desde que lo vi -apunta- y mi padre me lo explicaba. Recibí de él una de las lecciones que más me han marcado: nunca te burles del que sufre o es vencido". Sin embargo, y por supuesto, Goya está entre sus favoritos y de su extensa producción se queda con 'el Pelele'. "Con él, quiso expresar cómo se sentía cuando pintaba a gusto de otros y no al suyo propio. ¿Quién no se ha sentido así alguna vez?".