CINE

Sobre el derecho a amar y a ser amado

'Yo, también', la película recién estrenada que muestra la vida de un joven con síndrome de Down, dejó ayer un buen sabor de boca a un grupo en el que había familiares, dos afectados por el síndrome y una de las profesionales de la Fundación Down Zaragoza.

El grupo que fue a ver ayer la película 'Yo también'
Sobre el derecho a amar y a ser amado
DIEGO GARCÍA

El caso de Pablo Pineda es excepcional. Es un joven con síndrome de Down que ha llegado a obtener un título de licenciado universitario. Es el único en Europa. Él mismo encarna al protagonista de la película 'Yo, también', basada en la historia de su vida y por cuya interpretación obtuvo la Concha de Plata al mejor actor en el último Festival de Cine de San Sebastián.

Como la película toca numerosos aspectos de la problemática de estas personas y de su entorno familiar, afectivo y social, concertamos con la Fundación Down de Zaragoza la asistencia a una de las sesiones con afectados por el síndrome y con familiares. Y el filme no dejó indiferente a nadie.

 

En primer lugar, la historia les encantó a Carlos, de 32 años, y a Marta, de 24, jóvenes con el síndrome que vieron reflejados en la obra de los directores Álvaro Pastor y Antonio Naharro muchos de los problemas con los que se encuentran en su vida. Carlos, por ejemplo, dijo haber experimentado la misma situación de una pareja -con el síndrome ambos- que aparecen en 'Yo, también'. "Tengo novia, se llama Sandra, y nos queremos mucho. Mis padres están contentos y dicen que algún día tendré trabajo, y un piso y podré irme con ella, pero hasta ahora...", reflexionó Carlos.

 

Marta, por su parte, también dijo sentirse, en ocasiones, como una de las chicas de la película, a la que su madre trataba como si fuera una niña pequeña.

 

Lourdes Roda, coordinadora del departamento de adultos de la Fundación Down Zaragoza, advirtió de que el caso del protagonista de la película es único y que no es representativo: "Eso tiene un lado positivo, que es que puede incentivarnos a todos para que las personas con síndrome de Down puedan desarrollar todas sus capacidades e integrarse en la sociedad al máximo. Pero lo malo es que se pueda llegar a pensar que todos pueden alcanzar ese nivel, que todos son igual; a ellos les ocurre como al resto de personas, que cada caso es diferente".

Afectividad y sexualidad

Una de las cuestiones en las que más incide la película es en la afectividad del protagonista, que se enamora de una compañera de trabajo. Todos los padres que asistieron a la proyección estaban de acuerdo en que sus hijos tienen el mismo derecho que todo el mundo a desarrollarse como seres humanos en todos los aspectos, incluso en el sexual, pero claro, una cosa es la teoría y otra la práctica. Lourdes Roda comentó que este desarrollo solo se produce en las parejas con síndrome de Down que viven en residencias o en pisos tutelados, nunca si siguen dependiendo de sus familias, ya que no disponen de espacios ni de los recursos económicos necesarios para esa intimidad. "Es cierto que reclamamos la integración total de nuestros hijos pero luego, nosotros mismos somos incapaces de sustraernos a nuestros prejuicios sociales y culturales, así que el tema de la afectividad y de la sexualidad sigue siendo tabú", reconoció Enrique, que tiene un hijo con síndrome de Down de 13 años. Su mujer, Nines, admitió que gran parte de la felicidad y del futuro de sus hijos depende de las facilidades que les den sus padres para que puedan desarrollar todas sus capacidades.

Felicidad y normalidad

Una de las escenas más emotivas de la película muestra al protagonista reprochándole a su madre el haber dedicado tantos esfuerzos por elevarlo a un nivel de 'normalidad' en el que se siente fuera de juego, dadas sus características. Ángel, padre de una chica de 15 años con el síndrome, reconoció que sus hijos deben ser los protagonistas y que las familias tienen que hacer un esfuerzo para no sobreprotegerles impidiendo, muchas veces, que sean felices.

 

La película pone también de manifiesto la importancia de los hermanos para los afectados por el síndrome. María, hermana de Marta, aplaudió la obra porque va a generar debate sobre los derechos de este colectivo. "Tan apenas vemos personas con síndrome de Down en las películas o en las series y que aparezcan también es integración", afirmó.