EL AUDITORIO DE ZARAGOZA

La "obra más polémica de la ciudad" cumple 15 años convertida en un orgullo

El Auditorio de Zaragoza, inaugurado en 1994, dejó atrás las críticas por el coste de su construcción y hoy presume de una amplia programación que atrae a miles de personas.

El periódico narró la historia del Auditorio.
La "obra más polémica de la ciudad" cumple 15 años convertida en un orgullo
HERALDO

El 5 de octubre de 1994, un concierto de la Orquesta y Coro Nacional de España inauguraba el Auditorio municipal de Zaragoza, con un programa que incluía los 'Cantos de pleamar' del turolense Antón García Abril y la 'Novena sinfonía' de Beethoven. "La elegimos por el 'Himno a la alegría'. Ese día era el final y el principio de una historia para todos los que habíamos trabajado en el proyecto", recuerda Miguel Ángel Tapia, que durante estos quince años se ha hecho cargo de la gerencia del Auditorio. Tapia confiesa que, cuando llegó el último movimiento de la sinfonía, él y Luis García Nieto -principal impulsor político del Auditorio- se estrecharon las manos "y salieron las lágrimas".

 

Y eso que el Auditorio se había convertido en un proyecto más bien impopular, debido al coste de su construcción: 6.700 millones de pesetas (unos 40 millones de euros), que salieron de las arcas municipales. Pese a ello, los 3 millones recaudados en el primer concierto no volvieron al Ayuntamiento: se dieron a la Casa del Amparo.

 

Diseñado por los arquitectos José Manuel Pérez Latorre y Basilio Tobías (la zona de la Multiusos), el que fue "la obra más polémica de la ciudad en muchos años" (según recogía HERALDO) funciona hoy a pleno rendimiento, con una amplia programación de conciertos y actividades alternativas (rastrillos, desfiles, galas, congresos...).

 

Miguel Ángel Tapia confiesa que, a pesar de la precariedad económica con la que abrió sus puertas (no tenía partida presupuestaria para programación ese año ni la tuvo el siguiente, porque al ser año de elecciones se prorrogó el presupuesto del año anterior), hubo "buena estrella". El astro en cuestión fue Alfredo Kraus. "Para superar las críticas al proyecto, había que montar una primera temporada de conciertos de mucho prestigio y atractivo. Pero no teníamos dinero", explica. Para traer a Alfredo Kraus (costó 14 millones de pesetas), Tapia tuvo que conseguir un aval de Eduardo Clausen -a condición de que también entrasen en la programación artistas que él representaba: Ivo Pogorelich y Krystian Zimmerman- y el patrocinio de Ibercaja, que desde el primer momento apoyó el proyecto.

 

"Kraus bendijo la sala y dijo que era una de las mejores del mundo", recuerda Tapia. Un elogio que también ha recibido después de directores como Barenboim o Muti, quien le dijo "que si pudiera se la llevaría como instrumento para sus actuaciones, igual que un violinista lleva su violín", cuenta Tapia, satisfecho de haber logrado traer a figuras como el pianista Mauricio Pollini, la orquesta Filarmónica de Israel con Zubin Mehta o la soprano Jessye Norman.

 

Exigentes y ausentes

Con los artistas ha habido de todo. Caprichos como el de la citada Norman, que pidió "un camerino con ventanas, a 17 grados de temperatura y sin aire acondicionado... en junio", relata Tapia. O la presencia de Michael Jackson, que usó los camerinos cuando actuó en el estadio de la Romareda.

Los hubo que destacaron más por su ausencia que por su presencia, como la gran Mirella Freni -que suspendió su recital a raíz de la muerte de su marido- o el violinista Patricio Díaz, que huyó a Valencia sin avisar a causa de un ataque d epánico el mismo día del concierto. "El caso llegó a salir en los informativos nacionales", recuerda ahora con una sonrisa Tapia, que entre las figuras que aún no ha podido traer cita, por ejemplo, al jazzman Keith Jarret.

 

Talento local

Una de las cosas que más orgullo produce al gerente del Auditorio es el papel que está desempeñando para abrir camino a los músicos que estudian y trabajan en Aragón. En estos momentos, el Auditorio tiene como orquestas residentes al Grupo Enigma (dirigido por Juanjo Olives) y Al Ayre Español (con Eduardo López Banzo al frente).

Pero cuenta también con un coro de más de 200 voces, Amici Musicae, que pese a no ser profesional ha actuado junto a orquestas como la Filarmónica de Israel y lo hará próximamente con la del Teatro Mariinsky de San Petersburgo.

Además, en los últimos años está sirviendo de escaparate para las orquestas y la banda del Conservatorio Superior de Música de Aragón (CSMA), cuyo nivel elogia Tapia.

 

Continua puesta al día

El Auditorio tiene actualmente un presupuesto de unos 7 millones de euros. Al soporte del Ayuntamiento se han ido sumando patrocinadores como Ibercaja, Cai, La Zaragozana, Puerto Venecia o HERALDO -entre otros- que prestan su apoyo a uno o varios de los ciclos que se programan de forma estable (de música clásica, jazz, flamenco, conciertos pedagógicos, etc.).

En 1999, el Auditorio estrenó web propia (www.auditoriozaragoza.com), a la que se añadió el año pasado otra exclusiva para el ciclo de jazz: www.jazzaragoza.com.

 

Pero el mayor logro es "la evidencia de que a lo largo de estos años el público ha tomado el Auditorio como suyo y ahora presume de él", resume Miguel Ángel Tapia.