Los profesionales quieren convertir la ciudad en una escuela de arquitectura

La relación entre las ciudades y las escuelas de arquitectura que hay en ellas es muy intensa, hasta el punto de que las ciudades por sí mismas se convierten en escuelas de arquitectura y los ciudadanos van dictando las necesidades del lugar donde habitan, ya que hay cada vez más colectivos, junto a los arquitectos, que ayudan a dar sentido a esas ilusiones.

Esa fue una de las principales conclusiones que surgió del debate que tuvo lugar ayer en uno de los módulos de espera de viajeros de la estación del AVE de Delicias, en el que participaron, entre otros, representantes madrileños de Ecosistema Urbano, barceloneses del estudio BOPBAA, un ramillete de arquitectos zaragozanos y directivos de las escuelas de arquitectura de la Universidad Europea de Madrid, de la Universidad Internacional de Cataluña y de la Universidad San Jorge. Con este escenario se quiso escenificar el enlace Madrid-Zaragoza-Barcelona, una especie de 'universidad en línea de la generación AVE', en palabras de Félix Arranz, director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Zaragoza de la Universidad San Jorge, convocante del acto.

"Las escuelas de arquitectura tienen la capacidad de documentar, sobre todo por el trabajo de sus estudiantes, y generarán una masa crítica que Zaragoza no tiene ahora. Va a haber un gran aprendizaje colectivo. Es como si a alguien que tiene una lavadora y no sabe cómo funciona de repente le dan las instrucciones de funcionamiento. Una escuela de arquitectura puede dar esas instrucciones de un electrodoméstico que no sabías manejar del todo bien", comentó Arranz, quien fue coautor del proyecto original de la Estación Intermodal y ayer ejerció de anfitrión y moderador.

"Todos quienes han asistido nos han manifestado un apoyo a muerte y hemos hecho un acta de complicidad que hemos llamado 'maños a la carta'. Hay una enorme complicidad y mucha atención de toda una generación de arquitectos del país, que son los más influyentes en este momento, sobre lo que ocurre aquí en Zaragoza. Es muy significativo que todo un colectivo piense que Zaragoza es un buen lugar de encuentro y es una buena noticia para nosotros. La gente ha querido venir a este punto y quiere seguir estando aquí, en un edificio que es un gran espacio de encuentro en la tradición que tienen otros como la Seo o el Pilar", añadió.

Carencias en Zaragoza

Muy importantes fueron las ponencias de Ecosistema Urbano y de BOPBAA, que apuntaron a la atención a los ciudadanos como elemento básico y fundamental para hacer una arquitectura mejor. Así, José Luis Vallejo, de Ecosistema Urbano, apuntó que los futuro arquitectos de Zaragoza "tienen que ser arquitectos menos obsesionados con la profesión y más conectados con su ciudad y con los ciudadanos. Zaragoza, como todas las ciudades, tiene un montón de carencias, ha construido una ciudad en la periferia, como todas las ciudades del mundo, y ahora le toca repararla. Y ahí es donde tienen que trabajar los arquitectos del siglo XXI. En vez de seguir ocupando el territorio, hay que mirar lo que se ha construido para convertirlo en una ciudad de verdad y no en un cáncer monofuncional de viviendas".

Belinda Tato, por su parte, resaltó la importancia de que surja una escuela de arquitectura por las repercusión que va a tener sobre el futuro diseño de Zaragoza: "Va a haber muchos estudiantes, mucha producción y creación de pensamiento sobre la ciudad".

Entre los arquitectos aragoneses que participaron estaban Jaime Magén, Francisco Lacruz, Sebastian Cerrejón, Guzmán de Yarza, Alejandro Sanfelipe, José Javier Gallardo, Ángel Comeras, Nuria Mas, Patrizia di Monte, Santiago Carroquino, Ignacio Grávalos y Jesús Tejada. Asistieron también representantes de escuelas s de arquitectura varias regiones.