El autor de 'Yolanda' descansaba este martes, recién llegado a España, con dos bebés gateando a su alrededor. En la voz se le notaba la felicidad. No habla de política: ni falta que hace. Esta noche, en Pirineos Sur, mostrará junto a Omara Portuondo algunos de los conjuros que hacen de Cuba el Shangri-La de la palabra y la melodía.

Anda usted en buena compañía...

La mejor: con mis dos gemelos, que nacieron en Vigo este pasado mes de enero. La paternidad es algo lindo, y el ir y venir de los años hace que la experiencia se coja aún con más entrega. Tengo nueve hijos ya, y el amor que siento por este chiquito y esta chiquita es más tranquilo, sosegado. Aunque adoro a mis otros hijos, por supuesto: tengo una excelente relación con todos ellos.

Hace ya unos años que su paternidad artística es igual de prolífica, sobre todo desde que dispone de su espacio PM.

Esa es una vocación irremediable, primero en grupo y ahora a nivel personal. Además, he podido demostrarme a mí mismo que se puede ayudar a la gente sin alterar las propias convicciones ni afectar al estilo de trabajo de uno. El disco que grabó allá Raulito Tomás con sus canciones es mi mayor orgullo ahora. Yo le hice las segundas voces. Por suerte, no le faltan las actuaciones, va 'palante'. Estoy mi feliz de tener su talento a mi lado.

Llegar a Cuba es ver la música brotando en cada esquina. ¿De dónde sale ese manantial?

Es impresionante, sí. Y no se trata únicamente de la escuela forjada en el último medio siglo: la historia nos lleva hasta el XIX, con el arranque de una tradición que, lejos de interrumpirse, se ha enriquecido. El músico cubano siempre pudo presumir de intuición y espontaneidad; ahora, sin perder esos dos factores, también tiene técnica. Y el manantial, efectivamente, no deja de brotar.

¿A qué 'sarao' se apunta cuando quiere una noche habanera de la mejor música en directo?

Voy a ver a mis hijas, soy fan (ríe), pero es fácil que me encuentres viendo a Raulito, a Carlos Varela, a Ochoa, a Ivette Cepeda que toca en un lugarcito muy pequeño y la gente no le cabe...

¿Cómo lleva el exceso de reverencia que genera su figura?

¿En La Habana, dices? No hay lío, hago una vida sosegada; no cojo lucha, como decimos allá, y la gente no molesta nada. Salgo a leer al portal de mi casa y lo más que hace alguno es saludar '¡Adiós, Pablo!' y yo respondo y sigo leyendo.

¿Qué lee?

Ahora mismo, 'Amsterdam', de Ian McEwan. Y la segunda de Stieg Larsson, muy interesante. Soy muy fan de Le Carré, que es el paradigma de alta literatura entretenida. Y los maestros de América Latina, nunca los tengo lejos.

Disco con Chucho Valdés, y ahora concierto con Omara Portuondo. Mucha emoción fraterna.

Lo de Chucho ha sido increíble. Nuestras agendas nunca coincidían y andábamos locos por grabar juntos. Sobre el concierto de Pirineos, me han hablado mucho del escenario y el prestigio del festival. Además, cantar con Omara será fabuloso. Somos amigos, hermanos. Siempre fue la número uno. Acaba de grabar el primer tema que compuse, 'Tú, mi desengaño', y también 'Ámame como soy'. Espero que hagamos alguno de ellos en Pirineos Sur.