¿Cómo se les ocurrió montar un concierto-karaoke con el repertorio de Sabina?

Como hay que inventarse cualquier cosa para tocar, pensamos que hay mucha gente que se sabe las canciones de Joaquín y que podíamos ofrecer la posibilidad de cantarlas con la propia banda de Sabina, que somos además autores de temas de su repertorio.

¿Qué tal ha funcionado?

Muy bien, la gente se lo pasa estupendamente sintiéndose Sabina por un rato. Es un formato novedoso, resulta atractivo porque puedes elegir una canción, por ejemplo '19 días y 500 noches', subir con unos amigos a cantarla y pasarlo bien. Normalmente, nosotros hacemos una primera parte cantando nosotros y una segunda en la que suben a cantar los voluntarios. Hay una lista y el que quiere se apunta con la canción que le apetece interpretar. Luego, se le llama al escenario y se presenta. Por ejemplo: "Pepito va a cantar 'Princesa". Y la gente le aplaude muchísimo, más que a nosotros.

¿Y si alguien desafina?

Bueno, yo mismo no canto bien… Me pongo como ejemplo y doy fe de que hay que atreverse. Joaquín tampoco es un gran cantante, lo que pasa es que defiende muy bien las canciones. Si alguien desafina, no pasa nada. Hay que dar el paso, nosotros no queremos 'triunfitos' y no admitimos a cantantes profesionales. Queremos a la gente que va con los amigos a pasarlo bien.

¿Hay alguna canción que le gusta más escuchar cantar a otros?

Soy más del 'Pirata cojo' o 'Pacto entre caballeros', canciones más rockeras y moviditas, que disfruto oyendo cantar a la gente. Pero cualquiera es una maravilla, porque la gente ayuda, todo el teatro canta y se convierte en una fiesta. A Zaragoza voy además con unas ganas tremendas, porque la tercera actuación que hice con Joaquín Sabina (en 1982), después de debutar en Alcalá de Henares y tocar en Madrid, fue en el Teatro Principal. Estábamos alojados en el Hotel Maza y compartíamos habitación, en plan pobretón. (Ríe) Ahora ya llevo 27 años con Joaquín y unos 1.500 conciertos.

Por cierto, a él ¿qué le parece este karaoke?

(Ríe) Le parece muy bien. Nos dice: 'Gano derechos de autor sin moverme de casa'. Le da un poco de envidia, pero los conciertos ha tenido que dejarlos por motivos obvios. Le gustaría venir a veces, pero no puede porque se iba a montar un pollo si estuviera. Sería divertido que se pudiera subir por sorpresa, como uno más de la lista. Es algo que no hemos hecho, pero que no descartamos…

¿Qué artistas le gustaría poder invitar a cantar así?

Mucha gente… Los de Estopa ya se han subido. Quizás Andrés Calamaro, que es muy amigo y hace tiempo que no nos encontramos. Y de los aragoneses, Eva Amaral y Juan Aguirre, a los que les produje el primer disco y que cuando la Expo habían quedado con Joaquín para cantar juntos la versión del tema de Dylan, pero no pudo ser porque él estaba fuera de España el día que la grabaron. Y también a Guille Martín, un guitarrista zaragozano (de adopción) que era la persona más querida de la música en los últimos 50 años y fue un palo cuando murió.

Estos conciertos, ¿son un antídoto contra el mal de la piratería?

Teniendo en cuenta que a la gente que vende discos un 30% se les va en las mantas, tenemos que buscarnos la vida, la verdad. Claro que esto es un remedio. Ahora hay muchos músicos en paro. En esta profesión se dice que o te mueres de hambre o de sueño. De hambre, cuando no tienes trabajo, y de sueño, cuando tienes. Estamos deseando que Joaquín haga gira. Tenemos ahora con él un disco en proyecto.

Usted también compone, ¿no aprovecha ahora?

No siempre compones lo que quieres cuando quieres. Es como escribir, requiere una mecánica, echarle unas horas diarias. Con disciplina acaban saliendo cosas, pero a veces lo intentas y no sale.

Sabina dijo que usted "tuvo siempre el don de la armonía" pero "tardó en sacarle brillo a las palabras". ¿Cómo se mejora como letrista? ¿Leyendo poesía?

Yo hago ejercicios literarios parecidos a rellenar un crucigrama: cojo la letra de una canción y le cambio las palabras para que diga lo mismo de otro modo. Lo que me cuesta mucho es que la canción completa sea mía, letra y música.