MÚSICA

El magnetismo de Jane Birkin se esparce hoy por las butacas de la Mozart

La actuación de la británica mostrará (22.00) la plena vigencia de su propuesta musical

Jane Birkin en una foto de archivo.
El magnetismo de Jane Birkin se esparce hoy por las butacas de la Mozart
ALOMA RODRÍGUEZ

Canciones de amor, de tristezas y nostalgias. Un aura que la edad no puede amarillear. Cuatro décadas de una carrera tan brillante como variopinta. La británica Jane Birkin aterriza hoy en Zaragoza (22.00, sala Mozart del Auditorio: el telonero local, Granbob, comenzará a las 21.00) en mitad de una gira que ya pasó por su Inglaterra natal, y que tendrá continuidad por Francia (su segunda patria, casi la primera), Suiza, Canadá, Rusia, Turquía, Alemania, Bélgica y Luxemburgo hasta mitad de mayo. Del 12 al 15 de este mes tiene una cita cuádruple de especial relevancia para ella en Le Palace Theatre de París.

 

Nuevas citas francesas en verano y otoño culminarán un esfuerzo que no parece inmutar a esta gran dama de la canción y el celuloide, que a sus 62 años conserva intacto el porte que la hizo famosa, por encima de los inevitables efectos del paso del tiempo.

'Enfants d'hiver'

En el último de sus discos que ha salido al mercado, 'Enfants d'hiver', Jane compuso todas las letras. De la música se encargaron Alain y Pierre Souchon, Alain Lanty, Hawksley Workman, Pierre-Michel Sivadier, Bertrand Louis y Franck Eulry, todos bajo la producción de Edith Fambuena. La defensa de ese trabajo -y de sus clásicos- en los escenarios es brillante. En esta gira, Birkin no ahorra cariño a su ex marido Serge Gainsbourg, de quien interpreta canciones que nunca habían figurado en el repertorio de la que fuera 'fair lady' del francés, una especie de remedo de la historia de Pigmalión que ella misma reconocía en el suplemento Muévete de HERALDO hace unos días, en el transcurso de una larga entrevista concedida de Matías Uribe.

 

Sin embargo, la fuerza de Jane Birkin sobre las tablas no emana de Gainsbourg. Afortunadamente, hace mucho tiempo que su carrera trascendió la hilazón con el creador parisino: hoy ofrece un espectáculo de los que ya no abundan: una complicidad que vadea sin esfuerzo el foso que separa a artista y público.

 

Ayer confesó a HERALDO que los años que vivió con Serge Gainsbourg, de 1968 a 1980, "los pasé muy bien, muy bien. La mujer tenía gran importancia. El nuestro fue un amor puro e impuro. Fuimos muy felices. Éramos una familia normal, y la pareja funcionó porque él tenía celos y yo también. Íbamos a la playa y yo le daba patadas cuando miraba a otras chicas, ja, ja. Yo me siento muy feliz y afortunada de haber vivido un amor así. Cuando terminó nuestra relación, Serge seguía teniendo una habitación en nuestra casa, y le pedía a mi hija Lou que le llamase Papá 2". A propósito del disco que presenta hoy, dijo "que tenía ganas de componer sus propias canciones. Tengo que la sensación de que me desnudo ante los demás. Recupero de golpe, a los 60 años, mi infancia y eso me gusta mucho. En realidad, a veces pienso que pasé de los doce años a los 50 casi de golpe".

 

Las entradas se venden en cajeros de Ibercaja y www.ibercaja.es a un precio de 25 euros en el anfiteatro y 30 euros en la platea.