PATRIMONIO

El cancionero de Margelí, un retrato del folclore aragonés de inicios del siglo XX

Publicada una edición crítica del estudio que se creía perdido durante la Guerra Civil

Durante décadas, el cancionero de Antonio Margelí ha sido una referencia entre los estudiosos. Lo citaba, por ejemplo, Galán Bergua en su famoso estudio sobre la jota. Pero todos los especialistas se referían a él lamentando que hubiera desaparecido para siempre. Su autor, el sacerdote Antonio Margelí, de La Codoñera, murió en las primeras semanas de la Guerra Civil -seguramente en una checa madrileña- y sus papeles se dispersaron o desaparecieron. Pero no todos. En manos de la familia quedó, por ejemplo, parte de su estudio tan citado, ‘La jota en el Bajo Aragón’. Ahora, el especialista Alberto Turón acaba de realizar una edición crítica de la parte del manuscrito que se ha conservado. Se han perdido, o al menos no han aparecido hasta el momento, las más de 400 partituras de cantos y bailes populares. "El libro es una auténtica joya aunque no dispongamos de las partituras -señala Alberto Turón, que ha realizado la edición crítica-. Él trabajó durante más de 15 años recopilando cantos y costumbres populares, principalmente porque pensaba que la jota se estaba muriendo. Y el tiempo ha demostrado que estaba equivocado, que la jota no se ha muerto aunque se ha transformado tanto que, hoy, Margelí apenas la reconocería". Y es que la jota de plaza era distinta a la de escenario. Los grupos folclóricos de principios de siglo cogieron la jota e hicieron coreografías que son las que se han ido trasmitiendo de generación en generación.


El libro con el texto original y el texto introductorio acaba de ser publicado por el Instituto Cultural del Bajo Aragón y será presentado el lunes en el Ámbito Cultural del Corte Inglés (19.30).


Lo que da al testimonio de Margelí un valor único es el hecho de que realizó su recopilación a finales de la década de los años 20 y principios de la de los 30, en un momento "en el que convivían la jota tradicional y la innovadora. Margelí, al que no se le puede acusar de purista, se escandalizaba de que empezara a haber bailadores que tocaban el suelo con la rodilla. Y eso es una buena muestra de cómo estaban cambiando las cosas". La jota, en aquellos años, era un baile de parejas en el que se marcaban algunos pasos pero que no estaba, ni mucho menos, tan ‘reglamentado’ como hoy en día. Tenía un carácter más lúdico que de exhibición, estaba muy ligada a las fiestas, a la plaza del pueblo. Margelí creyó que estaba amenazada, porque los jóvenes se sentían atraídos por formas más modernas de baile, y empezó a conversar con los mayores y a recuperar tonadas antiguas. Pero con una mirada amplia.


"Recogió mucha información que no solo se reducía a la jota -apunta Alberto Turón-. Porque hablaba del canto y del baile, pero también de cómo eran las verbenas, las rondas, las fiestas... En realidad, describió pormenorizadamente todos los actos populares en los que había música".


Y más, Margelí se ocupó incluso del traje típico, con abundantes datos jugosos. Por ejemplo, los habitantes de La Codoñera, entonces, tenían cinco trajes de fiesta: uno para los días con gaita, día del Corpus Christi y días de boda; otro "para las fiestas gordas en las que se bandea solamente la campana grande", un tercero "para las fiestas medianas en las que se bandea la campana mediana", otro para los domingos en los que solo se repica, y un quinto para los días ordinarios.