FESTIVAL DE VENECIA

La guerra de Iraq regresa a Venecia

La directora estadounidense Kathryn Bigelow hizo regresar este jueves la guerra de Iraq a las pantallas de Venecia con "The Hurt Locker", definido como un retrato psicológico sobre un soldado de élite que decide ir voluntariamente ir a la guerra de Iraq.


"Es un documental verdadero de ficción", aseguraba Bigelow en rueda de prensa sobre esta historia que nació tras una conversación que mantuvo con el periodista Mark Boal a su regreso de un viaje a Iraq. Le impresionó especialmente el relato que el reportero le hizo de la labor de los artificieros voluntarios, capaces de desactivar bombas.


En Estados Unidos hay "hambre por saber la verdad", afirmó la directora, quien de paso aprovechó la ocasión para mostrar su respaldo al candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Barack Obama. "Me gustaría que los soldados regresaran de inmediato. Tal vez con el cambio de gobierno lo veamos pronto. Sólo hay un hombre que lo puede hacer: es Barack Obama".


"Esta guerra, como todas, es una tragedia", añadió la esbelta cineasta, cuya su intención -según dijo- es dar "al conflicto un rostro humano y ofrecer a la audiencia la experiencia que vive un soldado".


El rostro de esta historia lo pone el actor Jeremy Renner, quien da vida a un artificiero especialista en desactivar bombas en zonas calientes del conflicto. Anthony Mackie interpreta al soldado que le acompaña en la misión, mientras que Guy Pearce y Ralph Fiennes aparecen en breves papeles secundarios, también dando vida a soldados.


En el inicio de la película se habla de que la excitación que produce la guerra es un arma letal. "La guerra es una droga", se lee en una anotación de la directora que muestra en esta película el subidón de adrenalina que impulsa a estos arficieros a hacer su trabajo.


La directora que convirtió a soldados rusos en héroes en la producción estadounidense "K-19: The Widowmaker" parece que emplea sólo como telón de fondo la guerra de Iraq y su pretendido retrato psicológico no va más allá de describir como una experiencia traumática el paso de los soldados por Iraq, pero el infierno que a diario viven los iraquíes queda como mera comparsa.


Las buenas intenciones de Bigelow se diluyen en un retrato sin matices de un artificiero sediento de acción, cuya vida se nutre de experiencias al límite. Mientras, los iraquíes aparecen como los nativos que se limitan a poner bombas.


No deja de ser inquitente que se vea la guerra como una droga, si a ello se le suma que el miércoles el cine "animé" del japonés Mamoru Oshii, que presentó en competición "The Sky Crawlers", mostraba una guerra-espectáculo para mantener viva la idea de la paz.


Hace cinco años que la guerra de Iraq ha comenzado y aunque se han visto trabajos destacables que se aproximan al conflicto como "In The Valley of Elah", presentada en Venecia el año pasado, todavía falta que llegue el "capolavoro" sobre el conflicto, un equivalente al "Apocalypse Now" sobre la guerra de Vietnam.


El trabajo del japonés Oshii sin embargo fue mejor recibido que el de la directora estadounidense, que también aspira al León de Oro así como la argenlina "Gabbla", de Tariq Teguia.


La segunda película presentada este año en la gran competición ofrece una radiografía de Argelia como tierra de paso para inmigrantes subsaharianos que aspiran llegar a Europa.


Un topógrafo argelino viaja al interior del país para un trabajo y conoce a una inmigrante que desalentada por todas sus dificultades decide regresar a su país de origen. Con este viaje el realizador muestra los diferentes paisajes de Argelia y las distintas gentes y culturas que lo habitan con una arriesgado lenguaje visual y narrativo.


El festival de Venecia concluye mañana sus propuestas a concurso con una última película italiana "Il seme de la discordia", de Pappi Corsicato, y otra estadounidense, "The Wrestler", de Darren Aronofsky, protagonizada por Marisa Tomei.