CINE

Antonio del Real: "Por encima de todo he querido hacer una película de género"

El jienense firma "La conjura de El Escorial", una ambiciosa producción española sobre intrigas palaciegas en la Corte de Felipe II. El director se ha rodeado de un reparto internacional, encabezado por Julia Ormond, Jason Isaacs y Juanjo Puigcorbé, en un filme que llega mañana a las salas.

El cine histórico vuelve a estar de actualidad en la industria nacional. “La conjura de El Escorial”, que se estrena esta semana, tiene un nombre propio: Antonio del Real (Cazorla, Jaén, 1949). El director, con una larga lista de comedias a sus espaldas (entre ellas “Desde que amanece apetece”, “Cha cha cha”, “Trileros” o “¡Por fin solos!”), además de los dramas “El río que nos lleva” y “La mujer de mi vida”, cambia de registro con un ambicioso filme, de entre 14 y 15 millones de euros de presupuesto, que pretendía hacer realidad desde hace cuatro años. El camino, con las revisiones de guión, la búsqueda de financiación y la coordinación necesaria para una obra de estas características, ha sido duro, pero el realizador se muestra satisfecho, a pesar de que, como él mismo reconoce, su salud ha notado la exigencia. La película recoge las luchas de poder ocurridas durante el reinado de Felipe II, trama para la que ha contado con un amplio abanico de conocidos actores españoles (Juanjo Puigcorbé, Jordi Mollá, Blanca Jara, Pablo Puyol, Concha Cuetos). A estos hay que sumar intérpretes de trayectoria internacional como Julia Ormond, Jason Isaacs (Lucius Malfoy en la saga de “Harry Potter”), Joaquim de Almeida y Jürgen Prochnow (“Das Boot. El submarino”), presencias que dejan entrever la intención de distribuir el largometraje, coproducido con Italia, en otros países.

 

En los últimos años se había centrado en la comedia, ¿por qué ahora un filme histórico?


Me siento como pez en el agua haciendo comedia, es un género muy difícil y complicado; si haces buenas comedias puedes hacer cualquier cosa. El proyecto de “La conjura de El Escorial” lo acariciaba desde hace varios años. Me apetecía mucho hacer algo sobre Felipe II y su época, me parecía extraño que no se hubiera hecho nada nunca sobre un rey tan controvertido.


¿Cómo ha sido el proceso de realización del filme?

 

Largo y laborioso. Primero hubo que construir un buen guión. Juan Antonio Porto, Marta Rivera de la Cruz, finalista del Premio Planeta, Manuel Mir y yo estuvimos casi dos años trabajando en ello, y después pasamos más de dos años buscando dinero para producir la película. Se me han ido cuatro años de mi vida en un proceso que ha sido, además, de mucha consulta histórica.


¿Intimida estar al frente de una producción tan ambiciosa?

No me di cuenta de la dimensión de la película hasta que me metí de lleno en ella y ya no podía parar; estaba aterrado mientras en los lugares de rodaje veía la cantidad de camiones, caballos y carrozas. Me asustaba terriblemente porque decía: todo esto lo pago yo. Intimida bastante, sobre todo porque no he tenido detrás de mí a una televisión potente poniendo todo el dinero como ha sucedido con “Alatriste” o “Los Borgia”, sino que he sido yo como una hormiguita y con una fe ciega; eso es amar el cine. Solo con un acto de amor al cine como este se puede llevar adelante “La conjura de El Escorial”.


¿Está orgulloso del resultado final?


Sí, pero esto solo se le ocurre a una persona tan vehemente como yo, por no decir demente. Mi salud se ha deteriorado tras esta película.


Defina la película.


Es un “thriller” histórico, policiaco y político. Narra las luchas de poder entre la Casa de Alba y la de los Mendoza, con la Princesa de Éboli, en la Corte de Felipe II en el siglo XVI. Se centra en el hecho puntual del asesinato de Juan Escobedo. Tiene bastante rigor histórico, pero por encima de todo he querido hacer una película de género, entretenida, con luchas a espada, intrigas palaciegas y amor. El resumen es que cambian la tecnología y los tiempos, pero el ser humano, en definitiva, no cambia nunca y la erótica del poder está siempre presente.


¿Fue complejo rodar en inglés?


Sí, porque eran actores de varias nacionalidades: alemanes, ingleses, norteamericanos, españoles, italianos y portugueses, pero hemos ensayado muchísimo, se ha trabajado con rigor y todo el equipo tenía la sensación de que estábamos haciendo algo grande, lo que ha favorecido a la película. Creo que les contagié mi entusiasmo.


¿Cómo valora la experiencia de haber trabajado con actores de talla internacional?


Han sido muy profesionales. Por ejemplo, después de rodar, Julia Ormond se iba a montar a caballo y a practicar la espada. No he tenido ningún problema, aunque luego cada uno, sea estrella o no, tiene sus manías.


¿Las estrellas presentes en el reparto fueron sus primeras opciones?


En el caso de Julia Ormond, sí. Le mandé una imagen de su cara con un parche y vestida de la Princesa de Éboli y le hizo mucha gracia y se interesó por este personaje tan carismático. Jason Isaacs me dijo que no porque estaba rodando una película norteamericana de mucho presupuesto, pero luego le falló otro trabajo y me llamó cuando faltaban diez días para empezar el rodaje. En su lugar había pensado en Jim Caviezel.


Hubo rumores que apuntaban a que Isabelle Huppert, la estrella francesa, iba a participar en el proyecto.


Eso fue una imposición del representante de Andy García, cuyo nombre había manejado en un principio. Fui a verle a Los Ángeles y aceptó, pero luego nos pidió tres veces lo que habíamos acordado. Entonces su agente, que llevaba a Huppert, dijo que si trabajaba García, ella tendría que hacer de doña Juana de Coello, papel que al final interpretó Rosana Pastor.


¿Teme que la reacción de los críticos esté condicionada por algunos de sus trabajos anteriores que recibieron comentarios negativos?


Me da lo mismo porque los que tienen mala leche siempre van a mencionar las películas que no les han gustado, los que no actúen así hablarán de las más serias de mi carrera. De momento ya ha tenido algunas críticas y han sido muy buenas.


¿Por qué hay tantos prejuicios hacia el cine español?


Son prejuicios hacia un determinado tipo de directores a los que no nos quieren porque siempre decimos lo que pensamos y eso molesta. Respecto al cine español, nadie es profeta en su tierra, somos un pueblo muy acomplejado y lo de fuera siempre es mejor que lo nuestro.


Hable de sus futuros trabajos.


Tengo un proyecto gordísimo, también de corte histórico, pero no quiero hablar de ello porque no sé si tendré fuerzas para llevarlo adelante.