ARTE

Alphonse Mucha, el 'abuelo' de Warhol

CaixaForum rescata la obra múltiple del primer ¿artista global¿, pionero en la aplicación del arte a la publicidad. Reúne 200 piezas del mayor genio del art nouveau y uno de los padres del diseño gráfico moderno.

Alphonse Mucha (1860-1939) fue el primer “artista global”. El más reconocible genio del art nouveau triunfó en todo el mundo con estética y diseños que hoy están en la memoria plástica universal. Con todo, y aún siendo uno de los creadores más populares de su tiempo, pocos de sus incontables admiradores acertarían a citar el nombre de este capaz y múltiple creador, un moravo de nacimiento que triunfó en París y Nueva York, capitales desde las que inundó el mundo con su reconocible estilo. Un Mucha –pronúnciese Mujha- que adelantó claves del arte del siglo XX, marcó tendencias y anticipó procesos de reproducción y comercialización. Fue pionero en el uso de la reprografía y las técnicas gráficas más audaces, en el matrimonio de arte, publicidad, diseño industrial y comercio o en el uso de la fotografía. Tanto, que su influjo llegaría a hasta la generación pop y no resultaría descabellado considerarlo como un ‘abuelo’ de Andy Warhol.


Y es que son muchos los hilos que conectan a Mucha con Warhol, más allá del origen centroeuropeo de ambos. Décadas antes de que Warlhol consagrara como arte las cajas de detergente ‘Brillo’ o las latas de sopa ‘Campbell’s’ , Mucha decoró con sus diseños latas y cajas de galletas, champagne, o perfumes. Más de medio siglo antes de que Warhol casara arte, mercado y publicidad, Mucha diseñó carteles y anuncios para teatros y firmas de lujo, sentó las bases del ‘merchandising’, utilizó la fotografía como un medio expresivo y apoyo de su delicada pintura, y se preocupó por la reproductividad en serie de sus obras.

 

Tal fue su aprecio popular, que en Estados Unidos se comercializó el lujoso jabón Mucha. Estaba envasado en unas lujuriosas cajas ‘art deco’ que hay admiran tanto a los publicistas como a los directores de museos. Un talento que fue en su tiempo también apreciado en España, donde Mucha diseñó publicidad para ‘Petróleos Gal’ o ‘Chocolates Amatller’, firmas muy atentas al magisterio y la influencia de Mucha en el modernismo imperante en la Cataluña del finales del XIX y primer tercio del siglo XX.


Esas cajas, envases y carteles están hoy entre los dos centenares de piezas -pinturas, fotos, dibujos, litografías, carteles, libros, joyas, cerámicas, diarios, revistas, postales, sellos, billetes, envases o botellas- que reúne la muestra ‘Alphonse Mucha. Seducción, modernidad y utopía’ que CaixaForun acoge en sus salas de Madrid (Paseo el Prado 36) hasta el próximo 31 de agosto. La exposición podrá verse luego en Barcelona, Palma, Salamanca y Tarragona.

Paradoja


Es la primera que se le dedica en España a Mucha y descubre la obra mucho más difundida y mejor conocida que el perfil de este múltiple artista nacido en Moravia del Sur y muerto en Praga en 1939, tras soportar la tortura y los interrogatorios de la Gestapo durante varios días. Un poderoso creador al que, según un crítico de la época, “deberían contratar los constructores de automóviles”.


No era “ni mucho menos un disparate” a juicio de comisario de la muestra, Àlex Mitrani, quien destacaba como Alphonse Mucha “creó una moda y fue precursor de lo que hoy se conoce como merchandising”. “Es uno de los artistas conocidos más desconocidos -valga la paradoja- de un periodo clave de la historia cultural reciente, de finales del siglo XIX a la primera mitad del XX”.


Dividida en ocho ámbitos que proponen un recorrido “conceptual, claro y entendible -según Mitrani- es un planteamiento diferente en el que nos hemos alejado de discursos convencionales cronológicos o técnicos”. Desvela a uno de los padres del diseño gráfico moderno cuyos carteles y pinturas “causaron admiración en París y contaron con imitadores en todo el mundo”. “Su arte aspira a la belleza, con elaboradas composiciones que juegan con elementos teatrales y alegóricos, creando una atmósfera de misterio cercana a la poética simbolista”, apunta Mitrani.


La muestra es fruto de la colaboración entre La Caixa y la Mucha Foundation, radicada en Praga y gestores de los derechos del creador moravo.

Éxito fulgurante

Mucha consiguió su primer gran éxito como diseñador gráfico en 1894, con su cartel para una ‘Gismonda’, de Victorien Sardou, para la compañía de Sarah Bernhardt. Con elementos del arte bizantino y oriental combinados con antiguas tradiciones centroeuropeas, Mucha creó un estilo decorativo caracterizado por una exuberante elegancia y una sofisticada languidez. Su éxito fue inmediato y la influencia de su obra gráfica se dejó sentir en todo el mundo. Pronto, las joyas que proyectó para el orfebre Fouquet se convirtieron en piezas de colección.

Pintor también reconocido, amigo de Paul Gauguin, en 1904 emprendió la aventura americana y viajó a Nueva York, donde realizó numerosos retratos. Cuatro años más tarde regresó a Praga y puso su arte al servicio de la creación de una mitología eslava, fundamento simbólico del nuevo Estado checoslovaco. Mucha fue iniciado en la Gran Logia Masónica de París en 1898, y alcanzó el grado supremo de gran maestro de la Logia de Checoslovaquia. Nunca concibió su obra desde la frivolidad, sino desde un espíritu de servicio visionario.

 

En 1898, Mucha recorrió España, con estancias en Barcelona, Tarragona, Valencia, Cartagena, Granada, Córdoba, Madrid, Toledo y Zaragoza para realizar las ilustraciones de un libro que nunca vio la luz.