LIBROS

Aragón recibe los 15.000 volúmenes del legado bibliófilo de Martínez Tejero

Firmado el convenio de la donación de los libros, que serán gestionados por una fundación dedicada a promover y difundir el conocimiento de las ediciones antiguas

"Yo soy un bibliófilo heterodoxo". Así se definía ayer Vicente Martínez Tejero en el acto de firma de la donación de su biblioteca particular al Gobierno de Aragón. Martínez Tejero (Zaragoza, 1942), empezó a formar su biblioteca de libros antiguos cuando estudiaba en Barcelona y, a lo largo de casi cincuenta años, ha reunido una serie de tesoros hoy imposibles de conseguir: nada menos que 15.000 volúmenes (de autor, imprenta o tema aragonés), salidos de las prensas desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XX. Todos ellos los ha donado a Aragón con la única condición de que estén al alcance de los investigadores. La DGA ha iniciado ya los trámites para crear una fundación que, además de ocuparse de que ese legado único sea fácil de consultar, tendrá como objetivo primordial difundir el amor por el libro antiguo.


La biblioteca particular de Vicente Martínez Tejero está instalada desde hace tiempo en el terreno de lo mítico. Es, según otro gran bibliófilo, José Luis Melero, "sin ningún género de dudas, la más importante que existe actualmente en Aragón. Vicente Martínez Tejero es el más importante bibliófilo aragonés desde los tiempos de Juan Manuel Sánchez, y su digno sucesor en el trono de la bibliofilia aragonesa". En total, unos 15.000 volúmenes. De ellos, más de 2.000 fueron impresos en los siglos XVI, XVII y XVIII, unos 5.000 son del siglo XIX y el resto del XX.


Un auténtico tesoro bibliográfico, porque se incluyen primeras ediciones de las obras de todos los cronistas de Aragón, de las obras de Baltasar Gracián y de los hermanos Argensola, primitivas ediciones de fueros, historias locales, poemarios de vanguardia, ediciones casi imposibles de encontrar de Molinos, Odón de Buen o Ramón y Cajal.


"Hay innumerables libros aragoneses que han emigrado y que ya no están aquí -señalaba ayer Martínez Tejero-. Y muchos siguen siendo grandes desconocidos. Existen, por ejemplo, incunables aragoneses impresos en Híjar con caracteres hebreos, que no están a disposición de los estudiosos. Si empecé a interesarme por el libro aragonés antiguo fue precisamente por las carencias que detecté en nuestras bibliotecas".


Libros que se van y no vuelven


De entre las muchas joyas de su biblioteca, Vicente Martínez Tejero destaca "un libro de astronomía del darocense Pedro Ciruelo impreso en París, que es uno de los primeros libros del mundo que habla de América, y en el que también se cita a Daroca". Y destaca también "las primeras ediciones de los cronistas aragoneses", porque, "cuando yo estudiaba, no había ni una primera edición de Zurita en ninguna de las bibliotecas públicas de Aragón".


Libros que ha perseguido durante décadas y se le han resistido hay pocos, pero alguno existe. "Uno de los que más me hubiera gustado conseguir es la primera farmacopea impresa en Zaragoza, de 1546, y que convirtió a nuestra ciudad en la tercera del mundo en contar con una obra de ese estilo. El único ejemplar conocido de la obra se guarda en la biblioteca de la Real Academia de Farmacia de Madrid". Pero, en cualquier caso, advierte que "lo que más duele a un bibliófilo no es el libro que no ha podido conseguir, sino el que ha tenido delante que, por cualquier circunstancia, no ha podido comprar, y que luego ya no vuelve a ver". En su caso, por ejemplo, unos planos coloreados a mano y elaborados durante los Sitios de Zaragoza.


La biblioteca de Martínez Tejero está en proceso de inventariado (ya se ha realizado la ficha bibliográfica de 10.650 de los volúmenes) y, una vez terminada la tarea, se custodiará en la Biblioteca de Aragón, a la espera de que la fundación inicie sus actividades.