ARTE

María Pilar Burges, la creadora utópica

La muerte le ha llegado muy pronto, pese a sus ochenta años, porque sus proyectos eran aún infinitos. Soñadora y rebelde, no consiguió que su tierra le expresara el reconocimiento que merecía.

María Pilar Burges era uno de esos personajes irrepetibles, de los que, con expresivo coloquialismo, suele decirse que con ella rompieron el molde. Y esta tierra, que presume de sus glorias surrealistas cuando están muertas, tolera muy difícilmente a sus genios vivos. La Burges era un "genius loci" que nunca fue bien interpretada. Y eso era para ella un calvario que soportó triste y lúcidamente. "Me encuentro muy expresada, no solo desarrollada, por mi ya larga y activa existencia; no albergo frustraciones y si siento tal indignación por la miseria cultural (y otras) enfundadas sobre Zaragoza es porque 'mi ciudad me duele' (el subrayado es suyo).


Esto es de una carta de abril de 2002, que me escribió a raíz de dedicarle un par de "sacos rotos", donde el hecho de llamarla "icono artístico" le hizo reír a carcajadas. En esta misma misiva me comentaba: "Esta 'Burges' que conoces vivió siempre para hacer. He sido una línea oblicua, en avance, que hasta ahora no se había permitido (ni tenido ocasión de) mirar por encima del hombro hacia su pasado. Encuentro que es confortante hacerlo, incluso magnífico (sin falsas humildades)".


Burges espigaba aquí y allá en sus misivas. Recordé en mis columnas su primera exposición. "¡Claro que da gran alegría que recuerdes la 'primera exposición'¡Qué joven era! Sin embargo, llegar a ella, en 1949, suponía años de trabajo y estudios previos. La primera 'parida' estaba muy mal visto llevarla ante el público. Y eso que yo dibujaba desde pequeñina, Hoy, con mi experiencia, me parece un acierto la restricción. ¡Cuánto nos aburren!".


Esa exposición, celebrada en abril de 1949, tuvo lugar en el Centro Mercantil, y era una colectiva de alumnos de Joaquina Zamora, la que fuera decana de las pintoras aragonesas, fallecida en febrero de 1999, y que fue una de las primeras maestras de la Burges. En el Heraldo, "T" (¿Luis Torres ?) escribía en la reseña de esa exposición: "Corresponde el mayor número de obras a Pilar Burges. Por sí sola podía haber celebrado una exposición con abundante y notable contenido. Pilar Burges lo cultiva todo con una vocación ardiente y un criterio de estudio y de trabajo admirables. Tiene retratos ajustados de buena técnica, ilustraciones, apuntes del natural logrados con seguridad y admirable intuición. Sobre todo sus apuntes de acuarela sobre motivos de "ballet" tienen gracia, movimiento, seguridad de dibujo y buen gusto en el colorido. En total presenta treinta y cinco obras". Pilar fue desbordante desde su primera aparición. Luis Torres, si era él, la caló a la primera. Estábamos ante un fenómeno.


Asombrosamente, en la primera de sus cartas que conservo, donde me daba las gracias por haber insertado en el periódico una reproducción de su insólito cuadro del astronauta Glenn de joven, incluía una posdata histórica: "Me avisan, a las 4.45 de la tarde, que ha fallecido hace pocos segundos mi querida maestra Joaquina Zamora. Perdón, no veo lo que he escrito. Te llamaré y ya hablaremos".


Con esa exposición, Burges cumplía los cincuenta años de su primera aparición pública. Y, nada más aparecer, aún en una exposición colectiva, se convirtió en la estrella de la misma, en una "figura de la semana". Así la sacó, como tal, el redactor y dibujante "Chas" (Marcial Buj) en una sección de caricaturas que publicaba el HERALDO. Pilar quería comentarme alguna idea para celebrar esas bodas de oro. "Recabo tu consejo para una posible realización (¡y apoyo!)".


María Pilar era una retorta creativa, siempre en ebullición. En 1987, adelantándose a las celebraciones del 92, propuso a la Diputación General de Aragón el proyecto AVIC (Activo de Viabilidad Creadora). Era, en palabras suyas, un "trabajo multidisciplinar a lo largo de ocho años, en dos etapas", y tenía como tema central el Descubrimiento de América que habrían de desarrollar las siguientes creadoras: María Pilar Burges, pintura; Cristina Miñana, coreografía y danza; Ana María Navales, literatura; Pilar Ruiz de Gopegui, pedagogía infantil; y Eugenia Sánchez de San Pío, fotografía. Los cuatro propósitos eran "crear y mantener un ambiente adecuado a la creación; realizar obras de calidad; salvar la contradicción actividad individual-actividad colectiva; y redactar un método general de apoyo al trabajo creador en la sociedad actual". ¡Proponer cosas así en Aragón! ¡Una soñadora, la Burges!