MEDIDAS CONTRA EL DÉFICIT

Zapatero se defiende arropado por alcaldes

El presidente del Gobierno pasa a la defensiva con el PP: "No acepto que aquellos que nunca se acordaron de las políticas sociales critiquen la injusticia de las medidas".

El presidente del Gobierno, rodeado de varios compañeros (entre ellos, Leire Pajín y Gaspar Zarrías) a su llegada a Elche.
Zapatero se defiende arropado por alcaldes
MANUEL LORENZO/EFE

Para el común de los mortales, la lucha contra el terrorismo tiene pocos puntos en común con la política económica. Pero José Luis Rodríguez Zapatero encontró ayer el modo de que la primera saliera al rescate de la segunda. O lo intentó. El presidente del Gobierno se sirvió del varapalo a la cúpula de ETA para defender que "la tenacidad y el esfuerzo de mucha gente, durante mucho tiempo", siempre dan resultado. Un símil elaborado de su súbita apuesta por un drástico recorte del déficit.

Zapatero acudió a Elche a lo que hasta hace poco más de una semana estaba programado como una convención municipal del PSOE -y acabó siendo un mitin convencional- para dos cosas: explicar a los cuadros locales un 'tijeretazo' social que, según admiten varios dirigentes, ha causado gran conmoción interna, y, por otro lado, para recibir un poco de cariño.

En el acto estuvo presente el alcalde de Catalayud, Víctor Ruiz, que recibió un premio -con otros nueve ediles- por la gestión de los fondos estatales de inversión.

En un territorio hostil, como es la Comunidad Valenciana, la ciudad alicantina es un raro reducto socialista. Y teniendo en cuenta que este era el primer mitin que pronunciaba en dos meses, y especialmente desde que anunció el recorte del sueldo de los funcionarios, la congelación de pensiones, la irretroactividad de la ayuda a la dependencia y la paralización de la inversión en obra pública, hacía falta un público entusiasta.

Lo tuvo. Pese a protestas en el exterior del recinto, en las que apenas participaron medio centenar de personas. El millar de cargos locales le dedicó palabras de apoyo y fue entonces cuando el jefe del Ejecutivo aprovechó para equiparar la situación actual con la posterior al atentado de la T-4, en pleno proceso de negociación con ETA. "En la anterior legislatura, cuando atravesábamos momentos graves en la lucha del terrorismo". Es más, aseguró que estamos ante el "declive final" de la banda.

El presidente cruzó la línea

Así fue como arrancó su discurso ante algo más de 2.000 simpatizantes para, después, adoptar un tono defensivo. A pesar de que sus correligionarios le habían pedido que pusiera en valor su resistencia a tocar las prestaciones de desempleo o la exclusión de las pensiones mínimas y no contributivas, Zapatero llevaba días aguantando el chaparrón de las críticas sin responder. Pero finalmente cruzó la línea.

Al hacerlo demostró que haber dado pie a que el PP se erija en defensor de los pensionistas le duele más de lo que había hecho ver. Visiblemente alterado, bramó: "No acepto, de aquellos que nunca se acordaron de las políticas sociales, ninguna crítica de la injusticia por las medidas que hemos acordado".

El jefe del Ejecutivo dedicó buena parte de su alocución a negar que haya enterrado sus "señas de identidad". "Si cabe -alegó-, lo que hacemos es reforzar nuestro compromiso de responsabilidad con España". Empezó así a desmigar datos que, en adelante, poblarán los argumentarios de todos los cargos socialistas. Entre ellos, que el gasto social se reduce en un 1,5%; y que si en ese cómputo se incluye lo que dedican las comunidades autónomas a Sanidad y Educación, el recorte es solo del 0,5%.

Aun así, Zapatero recuperó el tono resignado para referirse a los sindicatos. No mencionó la palabra "huelga", pero admitió que tendrá que enfrentarse a sus "protestas". De nuevo hizo, además, un llamamiento a que acuerden con empresarios la reforma laboral que se lleva negociando más de un año.