ACCIDENTE DE SPANAIR

"Vuela el avión, me cago en la mar, vuélalo"

La caja negra del aparato de Spanair siniestrado hace dos años revela las prisas por despegar de los pilotos y mecánicos.

"Vuela el avión, me cago en la mar, vuélalo"
"Vuela el avión, me cago en la mar, vuélalo"
áNGEL DíAZ/EFE

La caja negra del vuelo JK5022 de Spanair que se estrelló en Barajas el 20 de agosto de 2008 revela las prisas de los pilotos y mecánicos por despegar cuanto antes, a pesar de que tanto unos como otros eran conscientes de que no se había reparado la sonda de temperatura que había obligado a frustrar minutos antes la salida. Los técnicos, a la vista de las grabaciones, se limitaron a desconectar el sensor y a usar una bolsa de hielo para bajar de manera artificial la temperatura de la sonda que daba problemas. Poco después sobrevino el accidente que costó la vida a 154 personas.

Las grabaciones de lo que sucedió en la cabina, hechas públicas por la cadena Ser, apuntan la posibilidad de que una confusión entre alarmas pudiera estar en el origen del accidente. Los tripulantes quizás confundieron la voz que alertaba de que estaban intentando despegar sin desplegar los 'flaps' y los 'slats' (alerones), algo imposible, con la alarma de calentamiento de la sonda de temperatura exterior RAT, que tantos problemas había provocado. Solo segundos antes del impacto, el comandante Antonio García Luna pregunta a su segundo, Francisco Javier Mulet: "¿Cómo coño se quita la voz?". Luego suplica al copiloto: "Vuela el avión, me cago en la mar, vuélalo".

Antes de estrellarse, la caja negra también recogió las conversaciones entre el comandante, el copiloto, un tercer ocupante de la cabina (quizás un piloto en traslado) con uno de los mecánicos, quien le pide una "bolsa de hielo" para enfriar la sonda. El técnico también comunica que ha retirado un relé (un fusible que transmite fluido eléctrico a la resistencia de la sonda) para evitar que volviera a subir la temperatura. El tercer ocupante define la maniobra como "un parche" y no se muestra muy seguro de la 'reparación'. Es el copiloto el que da a entender que la maniobra es legal. Luego tuvieron el visto bueno para despegar.

Durante su estancia en tierra, unos y otros muestran su impaciencia por despegar. El comandante lamenta que hasta entonces iban "en hora, macho". Su segundo se queja del supuesto gafe que tiene viajar con Luna. "Todo esto es un retraso guapo", comenta el comandante.

El contenido de las cajas negras ha dolido a los familiares de las víctimas, que casi 20 meses después del siniestro siguen luchando para conocer la verdad. Pilar Vera, presidenta en funciones de la asociación que agrupa a buena parte de los allegados, señaló ayer que acogió la noticia con "estupor y sorpresa", pero reconoció que, si la "filtración" sirve para conocer qué ocurrió "antes, durante y después" del accidente, (las víctimas) se tragarán "el dolor".

Las revelaciones, en cambio, no cayeron tan bien entre los profesionales del sector. El Sindicato Español de Pilotos (Sepla) mostró su "profundo malestar" por las filtraciones de las conversaciones en cabina, ya que "genera desconfianza" en el colectivo y cercenan la "intimidad" de los pilotos "en el último momento de su vida". En un duro comunicado, asegura que "no aportan nada nuevo sobre el accidente y solo contribuyen a aumentar el morbo público sobre el caso".

"Nos tragaremos el dolor". Pilar Vera, presidenta en funciones de la asociación que agrupa a las víctimas del accidente, asegura que si la filtración sirve para conocer qué pasó, se tragarán "el dolor".