PARTIDO POPULAR

Mariano Rajoy reniega del sofá y la pereza

El líder del Partido Popular se defiende de las acusaciones de pasividad ante la situación actual_recordando que recorrió 53.000 kilómetros el pasado año para participar en actos de su partido por toda España.

Mariano Rajoy, en el Congreso de los Diputados.
Mariano Rajoy reniega del sofá y la pereza
J. J. GUILLéN/EFE

Qué fue primero, el huevo o la gallina? Pues lo mismo pasa con Mariano Rajoy y el sofá. Nadie puede afirmar con rotundidad qué fue primero, si las viñetas que muestran al líder de la oposición tumbado en un diván -o en un sofá- fumando un puro, o las críticas de sus rivales por esa supuesta indolencia. Lo cierto es que dibujos y reproches se retroalimentan. Se sabía que esta asociación molesta y desagrada a la dirección del PP. Más novedoso ha resultado que el propio Rajoy respondiera a esta acusación, que cree injusta. «Como todo el mundo sabe, los humoristas no están en posesión de la verdad», acotó tajante en una reciente entrevista.

El presidente del PP detalló que en 2010 recorrió 53.000 kilómetros para participar en actos de su partido. También enfatizó que en los últimos cinco meses solo ha disfrutado de tres fines de semana de asueto. Pero pese a esa actividad, el PSOE hurga en esa imagen con perlas como las que soltó Alfonso Guerra en septiembre: «Rajoy, el indolente, el perezoso, el haragán, el holgazán, llevaba mucho tiempo sentado en la hamaca y se levantó para decir que vendría a Rodiezmo», en alusión a la fiesta minera en León que abre el curso político de los socialistas.

Una agenda apretada

La realidad documentada es que Rajoy hizo frente en 2010 a una copiosa agenda con una media de 1,8 actos al día. En esta contabilidad, el PP incluye los debates en el Congreso y el Senado, intervenciones en foros, charlas universitarias, entrevistas en medios de comunicación, convenciones de su partido -locales, provinciales y regionales-, presentación de libros, la campaña de las elecciones catalanas, galas y, sobre todo, viajes. Por ejemplo, el 16 junio se despertó en Bruselas, donde asistió a una reunión del Parlamento Europeo, almorzó al día siguiente en Melilla, y de allí viajó a Barcelona.

Del dietario de Rajoy, al que ha tenido acceso este periódico, también llaman la atención los cambios de registro. Así, del 4 al 8 de mayo participó en un acto en Puertollano -Ciudad Real y su provincia son de sus destinos 'clásicos'- en apoyo a María Dolores de Cospedal; a continuación se entrevistó con José Luis Rodríguez Zapatero en la Moncloa; después se fue a Barcelona para verse con el entonces presidente de la Generalitat, José Montilla; y cerró el periplo en Salamanca, en la convención que celebró el PP de Castilla y León.

Pero no hubo mes en que algún humorista no recurriera al puro o a la hamaca para enfatizar la presunta falta de actividad laboral del jefe de la oposición. Los socialistas tampoco abandonaron ese flanco. «Rajoy no ganará las elecciones tirado en el diván fumando un puro», suele espetar Manuel Chaves.

Un día cualquiera

¿Cómo es un día cualquiera del líder opositor? Rajoy, durante la convención que el PP celebró el pasado fin de semana en Sevilla, contó que se levanta a las siete y hace una hora de deporte, camina rápido. «Si un día mis obligaciones me impiden hacer ejercicio, al día siguiente hago dos horas, así si el mes tiene 30 días hago 30 horas y si tiene 31 días, pues 31 horas», explicó a un grupo de Nuevas Generaciones.

Uno de sus más estrechos colaboradores confirma su ritual madrugador. Agrega que desayuna con su esposa e hijos, pues no ve a su familia el resto de la jornada porque su mujer trabaja y los niños están en el colegio A las nueve de la mañana llega al edificio de la calle de Génova de Madrid, siempre que no tenga que ir al Congreso o no sea el invitado de un desayuno informativo o un foro económico, muy habituales en su agenda. Recibe a las visitas previstas y se reúne con los miembros de la dirección nacional.

La comida también está reservada. Rajoy podría aportar muchos detalles a una guía sobre restaurantes, sobre todo madrileños, porque sus obligaciones impiden que coma en casa. Las tardes quedan para el partido.

Le gusta cenar en su domicilio, al que suele llegar sobre las diez de la noche. Tiempo para compaginar vida familiar con otra de sus grandes pasiones, las retransmisiones deportivas, sobre todo de competiciones de ciclismo, tenis y partidos de fútbol.

Pero la imagen de Mariano Rajoy en el sofá cala, al menos entre los socialistas. «Rajoy se fuma un puro esperando que España vaya peor», ataca Leire Pajín. «Al líder del PP se le empieza a conocer como 'ni-ni', ni trabaja ni colabora ni ayuda», aporta el ministro de Fomento José Blanco.

Acusaciones propias del rifirrafe político, pero extraña más que sea un ex compañero de Gobierno quien 'compre' la tesis de la desidia del líder popular. «Las victorias no se resuelven sentado en un sillón esperando que el tsunami de votos lleve al éxito», aseveró hace unos días Francisco Álvarez Cascos. Claro que ya era ex militante del PP.

Los populares, sin embargo, no quieren enredarse en esta batalla porque podría tener un efecto contraproducente por aquello de excusatio non petita, accusatio manifesta. Lo que está meridianamente claro es que no les hace gracia.