ELECCIONES 2008

Rajoy se enreda en Iraq y Zapatero vuelve al 11-M para golpear a su rival

Rajoy acudió al debate con el objetivo de presentar sus recetas para resolver los problemas de los españoles, demostrar que sabe atender "lo que le importa a la gente", como dice en todos sus mítines, y que el candidato socialista es una amenaza para el futuro porque no es de fiar. Es verdad que acusó a su oponente de mentir desde los primeros minutos, pero no logró reconducir la discusión -que iniciaba su adversario en el primer turno- para mirar hacia adelante: volvió a centrarse en la crítica a la gestión socialista y entró a discutir sobre la guerra de Iraq con Zapatero. El ánimo de sus seguidores, en la sede de la calle de Génova, distaba mucho de la euforia con la que celebraron, de forma espontánea, el primer cara a cara. Rajoy abandonó la defensa de la guerra de Iraq desde el primer momento de la legislatura, pero  apenas unos días antes de las elecciones, se enredó en una polémica sobre el conflicto que pudo haberle costado el Gobierno al PP en 2004.

 

Cuando atacaba al líder del PSOE por "sus mentiras" sobre "la negociación con ETA", Zapatero le acusó de utilizar políticamente el terrorismo "hasta para justificar la guerra de Iraq".

El golpe de Zapatero

Cuatro años después, el 11-M y la guerra de Iraq volvieron al cuadrilátero. Fue el golpe más contundente de Rodríguez Zapatero a su rival. El único con el que no tuvo la más mínima piedad. El presidente del Gobierno, que centró su estrategia en una combinación de propuesta y ataque continuados, llegó incluso a arrojar sobre la conciencia de Rajoy a todos los muertos en aquel dramático atentado para prestigiar su política antiterrorista. "¿Qué prefiere -espetó- las cuatro víctimas mortales de esta legislatura o las 238 de la anterior?".

 

No consiguió arredrar al presidente del PP. Pero sí hizo al menos que se enmarañara. Esa es la lectura del comité de seguimiento que analizó la contienda. Zapatero le acusó de carecer de "dignidad" por no haber reconocido su "grave error". Rajoy intentó el requiebro.

 

Insistió en que fue Zapatero quien apoyó ante la ONU el envío de fuerzas militares al país árabe. Ese fue, según los socialistas, su gran desliz. Y el jefe del Ejecutivo respondió con sarcasmo "No sé quién le ha aconsejado que venga ahora a discutir sobre eso", dijo. "Yo tengo la convicción moral de que usted debería pedir perdón a los españoles". Por Iraq y por el 11-M.