150 EUROS AL MES PARA LOS ETARRAS ENCARCELADOS

Mikel Antza señalaba a políticos, empresarios, policías y periodistas como objetivos de ETA

El presunto ex jefe político de ETA Mikel Albisu, 'Mikel Antza', ponía a políticos, periodistas, policías, empresarios o infraestructuras como objetivos de la "estrategia armada" de la organización terrorista, explicó hoy un oficial antiterrorista francés.

Mikel Antza el día de su detención en 2004.
Mikel Antza señalaba a políticos y periodistas como objetivos
EFE

El capitán de la Subdirección Antiterrorista (SDAT) Stéphane Durey dio cuenta ante el Tribunal de lo Criminal de París de varios documentos requisados a Albisu cuando fue arrestado junto a su compañera María Soledad Iparraguirre, "Anboto" en Salies de Béarn (suroeste de Francia), y en particular de dos textos manuscritos que marcaban líneas para la comisión de atentados.


En uno de ellos, que no se ha podido fechar, y que como varios más fue proyectado en la sala a propuesta de la Fiscalía, 'Antza' fijaba los objetivos de la "estrategia armada", que a su juicio debía buscar causar daños financieros, atacar a la Ertzaina, a responsables políticos -pero no a cualquiera- y a periodistas, pero también seleccionados.


Durey precisó que la banda tenía en su punto de mira en particular a los políticos del PP y del PSOE que considera enemigos, así como a periodistas que le merecen la misma consideración.


Otro documento escrito de puño y letra de Albisu asociaba sustancias explosivas habitualmente utilizadas por ETA con las ciudades de Gijón y Santander.


El policía dijo que una interpretación de ese texto podían ser planes para la comisión de atentados con explosivos en esas ciudades en una hora determinada.


Una comunicación al comité ejecutivo de ETA -máximo órgano decisorio- atribuido por Durey a un dirigente encarcelado del que no se ha podido determinar la identidad, proponía tras la ilegalización de Batasuna, en 2003, que la banda interviniera para amenazar a políticos.


La intención era centrarse en ataques a sus bienes personales, secuestros rápidos y otras acciones, pero sin llegar al asesinato, aunque mantenía reservas sobre este punto con los del PP y PSOE.


Otros de los documentos encontrados en Salies de Béarn que el fiscal francés, Jean-François Ricard, pidió al oficial de la SDAT que comentara fueron una serie de tablas con la estructura de la organización terrorista durante 2003 y 2004, con desgloses del número de miembros de cada organigrama y su evolución a lo largo del tiempo.


De acuerdo con una de ellas, en julio de 2004 ETA contaba con 78 activistas dentro de su estructura, que llegaban a 113 si se contabilizaban los miembros de los comandos -tanto legales como ilegales- cifras que no incluían a los que se encontraban en Latinoamérica o los prisioneros.


ETA "es una organización de 80-90 personas", comentó para sintetizar el oficial antiterrorista, quien insistió en que si todos esos escritos estaban en manos de Albisu era porque se trataba del jefe político de la banda, y que como tal participaba en los comités ejecutivos, de los que guardaba actas.


Precisamente por eso, también estaba en su poder otra nota en la que se proponía pagar una mensualidad a 550 etarras encarcelados, a razón de 150 euros para los que estaban en las prisiones españolas y 170 para los de las francesas, de forma que se tuviera en cuenta el coste de la vida en unas y otras, indicó el capitán de la SDAT.


La estimación globlal de esas ayudas financieras a los presos -que no se sabe si salieron adelante- era de 1.018.800 euros.


Albisu e Iparraguirre protagonizaron al término de la audiencia un enfrentamiento con el presidente del tribunal, Philippe Vandingenen, cuando éste les informó de que a causa de la nevada caída hoy en París, los cinco encausados varones que comparecen detenidos iban a quedarse esta noche excepcionalmente en la prisión de La Santé de la capital francesa.


Como La Santé es una cárcel sólo masculina, Iparraguirre iba a ser conducida a su prisión habitual, Fresnes (en las afueras de París) y separada así de los otros acusados, aunque su abogada también manifestó su temor de que al final por problemas de transporte tuviera que pasar la noche en los calabozos del Palacio de Justicia.