ETA

Los etarras detenidos en Guipúzcoa siguieron a dos guardias civiles a los colegios de sus hijos

El ordenador de Thierry revela datos de policías y políticos Una etarra trabajaba en la guardería del hijo de un guardia civil.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, explicó ayer que el comando de información desarticulado la madrugada del martes había hecho seguimientos muy exhaustivos a dos agentes de la Guardia Civil en Guipúzcoa, hasta el punto de que les vigilaban incluso cuando los funcionarios llevaban a sus hijos a la escuela. Esos datos, que han aparecido en el ordenador de Javier López Peña, ‘Thierry’, detenido en Burdeos el 20 de mayo, demuestran, según Pérez Rubalcaba, la “catadura moral” de los detenidos. De hecho, una de las detenidas esta semana en una operación contra los ‘comandos de información’ de ETA trabajaba en la guardería a la que cada día llevaba a su hijo uno de los guardias civiles sobre los habían hecho seguimientos, según fuentes de la investigación. Arkaitz Landaberea Torremocha y Julen Etxaniz García fueron arrestados en la madrugada del martes junto a sus novias, June Villarrubia Mitxelena y Saioa Urbistazu Arrieta.


Los documentos incautados, remitidos a la Guardia Civil por las autoridades francesas, han forzado a los responsables del Interior a rehacer sus más recientes organigramas, ya que Thierry no solo era el jefe político de ETA. Antes de su captura fue también el máximo responsable de los comandos y tuvo el poder absoluto en la organización, por encima de Garikoitz Aspiazu, ‘Txeroki’, o de Aiztol Iriondo, ‘Gurbitz’. Los archivos están “plagados” de datos operativos sobre comandos, seguimientos y órdenes a activistas.


Thierry, que supuestamente mandó atentar contra la T-4, “centralizaba” los datos de los comandos de información de ETA, como el desmantelado en Guipúzcoa con la captura de Arkaitz Landaberea Torremocha y Julen Etxaniz García. Estos dos activistas no fichados no eran unos terroristas más ni un simple comando de información: eran “personas de confianza” de Thierry, una suerte de “delegados en España” del máximo jefe de ETA y tenían comunicación directa con el cabecilla, supuestamente a través de correo electrónico. Todavía se investiga la implicación de sus novias, June Villarrubia Mitxelena y Saioa Urbistazu Arrieta, también detenidas, en esas labores y no se descarta que desconociesen a qué se dedicaban sus parejas.


Además de las informaciones sobre los guardias civiles a los que siguieron a los colegios, Landaberea y Etxaniz propusieron a López Peña otros atentados contra “multitud de ertzainas” (cuyos nombres, domicilios y rutinas habían sido controladas) y políticos del PP de San Sebastián y localidades de los alrededores.


Rubalcaba señaló que la aparición de este comando dedicado en exclusiva a recopilar información para pasarla a la cúpula, que a su vez la entregaba a otros ‘taldes’ operativos, era una práctica que ETA no utilizaba desde hace años.


En el ordenador han aparecido “decenas” de seguimientos similares realizados por otros ‘taldes’ de información todavía no descubiertos y que, supuestamente, hacían llegar esa información al jefe militar a través de correos electrónicos. Mandos del Instituto Armado revelaron que en esa computadora hay datos sobre cuatro políticos del PP de Álava y Vizcaya, infraestructuras en Andalucía, ediles no nacionalistas de otros puntos del País Vasco y diversos edificios oficiales. Los investigadores creen que Thierry decidía qué objetivo estaba maduro y era viable.