DETENCIONES

La Policía asesta el mayor golpe de la historia a las redes de clonación de tarjetas

Detienen a 76 personas en España y 102 en otros 13 países en una operación que se inició hace dos años en Valencia.

La Comisaría General de Policía Judicial ha asestado el que parece ser el mayor golpe de la historia contra las redes de clonación de tarjetas de crédito en cajeros automáticos. Los funcionarios han detenido en España a 76 supuestos miembros de este grupo, de origen rumano y radicado principalmente en Valencia. Además se han incautado de 120.000 numeraciones de tarjetas listas para ser 'desplumadas,' han desmantelado seis laboratorios y se han requisado 30 bocas de cajeros manipuladas.

España, donde surgió la investigación hace dos años, ha sido solo la punta del iceberg. El operativo se ha extendido a otros 13 países. 102 sospechosos han sido capturados, entre otros, en Rumanía (16 personas), Francia (30), Italia (7), Alemania (16), Irlanda (12) o EE. UU. (8). El responsable de la operación, Serafín Castro, jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violencia (UDEV), reconoció que el monto del dinero estafado es "incalculable", aunque los técnicos apuntan a que superaría ampliamente los 20 millones de euros solo en los últimos años.

El golpe, además, ha servido para descubrir el centro de investigación de la organización internacional: un verdadero laboratorio en el que los delincuentes habían diseñado la más compleja tecnología, con un sistema 'bluetooth' (envío de datos a distancia) que se instalaba en los cajeros. El aparato leía y copiaba las bandas magnéticas de la tarjetas y enviaba el contenido a los integrantes de la red, que solo tenían que aguardar en un coche cercano, sin tenerse que arriesgar a volver al cajero al momento para recuperar el aparato clonador.

La operación tuvo que ser centralizada en el Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, primero con Baltasar Garzón y luego con su sustituto interino, Santiago Pedraz.

Su único fallo de seguridad, que ha permitido seguir sus pasos, eran sus bacanales. Unas orgías en las que los integrantes de la red podían gastar en unas horas cerca de 3.000 euros en prostitutas. El grupo, cuyos máximos responsables mundiales siguen siendo una incógnita, también está acusado de robos con fuerza, estafa, extorsión, la explotación sexual y el blanqueo de capitales.