La mujer de uno de los marineros: "Le voy a comer a besos, las palabras sobrarán"

Las familias dieron "un plazo de actuación" a Zapatero con el compromiso de mantenerse en silencio

Silvia Albés, esposa de Pablo Costas, abraza a una amiga.
La mujer de uno de los marineros: "Le voy a comer a besos, las palabras sobrarán"
s. sas/efe

Vitoria. "Le voy a comer a besos, las palabras sobrarán", dijo ayer Silvia Albés, la esposa de Pablo Costas, uno de los tripulantes del 'Alakrana', una expresión rotunda de la alegría de los familiares tras la liberación del pesquero, un poco contenida hasta que vuelvan a casa.

Los familiares de los tripulantes reconocieron con emoción contenida que ayer fue un "día especial de celebración" tras confirmarse el fin del secuestro del atunero vasco y destacaron que los marineros están "aliviados" tras recuperar la libertad.

Argi Galbarriatu, hermana del capitán de barco; Olga Torre, mujer del maquinista; y Jon Iturbe, hermano del engrasador; comparecieron en el salón de plenos del Ayuntamiento de Bermeo acompañado por el alcalde, el nacionalista Xabier Lagarrreta.

Galbarriatu destacó que los tripulantes "no están muy animados", porque la liberación "les ha cogido por sorpresa y todavía no se lo creen mucho", pero sí se encuentran "aliviados" por el fin del cautiverio, con "pocas ganas de hablar" de lo ocurrido "y deseando llegar a puerto para venir a casa". En la misma línea se expresó Olga Torre, que señaló que la preocupación de su marido era "sacar a los hombres lo más rápido posible de ahí" y que, hasta el momento, no había tenido tiempo para celebraciones.

Galbarriatu relató que tuvo conocimiento de la liberación del 'Alakrana' a través de los medios en primera instancia y que la noticia fue posteriormente comunicada por el armador y por el Gobierno minutos antes de la comparecencia de Zapatero. Sorprendida, reconoció que no esperaban que fuera ayer y sí durante esta semana y desveló que las familias dieron "un plazo de actuación" al Ejecutivo con el compromiso de mantenerse "en silencio para que trabajaran mejor, más rápido y han cumplido el último plazo que les dimos".

En Galicia, desde primeras horas de la tarde el clima de expectación fue en aumento entre los vecinos de Gondomar, Cangas, Moaña y Bayona (Pontevedra), y Boiro (La Coruña), donde residen los gallegos secuestrados. El presidente de la Xunta alabó el comportamiento ejemplar de las familias.