LA REMODELACIÓN

Fernández de la Vega, "la que apagaba la luz" en la Moncloa

Su amplio abanico de competencias motivó que tuviera fricciones con miembros del Gobierno y dirigentes del PSOE.

María Teresa Fernández de la Vega era de las últimas en irse del palacio de la Moncloa, "la que apagaba la luz", según algunos de sus colaboradores que sufrían el infernal ritmo de trabajo de la vicepresidenta primera y que sin ánimo de hacer la pelota a nadie reconocen que también era de las primeras en llegar.

Su abanico laboral era inmenso, desde dirigir la reunión de subsecretarios donde se 'cocina' el Consejo de Ministros, coordinar una comisión interministerial ante las crisis de todo tipo y pelaje -desde asaltos piratas, secuestros, pateras o incendios de verano- hasta cubrir los huecos internacionales de Zapatero, sobre todo las delicadas relaciones con el Vaticano. Si no fuera por la relevancia de su cargo, se podría decir que era la chica para todo.

Esta variedad laboral, y por ende acumulación de poder, motivó que tuviera fricciones con más de un miembro del Gobierno. Trascendió, aunque ella siempre lo negó, sus roces con la ministra de Defensa durante el secuestro del atunero 'Alakrana', despuntaron unos celos con la vicepresidenta segunda en los pactos de Zurbano, y hasta se dice que vetó que se desgajara el Ministerio de la Presidencia de su cúmulo de responsabilidades en 2008.

De la confianza de Zapatero

Pero si el presidente del Gobierno confiaba en alguien dentro de su equipo era en ella. De hecho, fue la primera persona que supo de los planes de remodelación ministerial del jefe del Ejecutivo el domingo por la tarde. Estuvieron reunidos varias horas y seguro que salió aturdida de la charla. Apenas unos días antes, decía a quien quisiera escucharla que tenía una agenda intensa y muchos planes por delante. Nada hacía pensar que la salida de la que ha sido la cara del Gobierno en estos seis años y medio fuera inminente después de los "impagables e imborrables", según el presidente, servicios prestados.

Había, no obstante, algunas pistas que apuntaban en esa dirección. En la crisis de Gobierno con la que se especuló en julio, y que al parecer se frustró porque se filtró, ya se mencionaba su nombre como uno de los salientes. La 'vice', como era conocida en su entorno, tenía enemigos poderosos, sobre todo en el PSOE, partido al que nunca se afilió pese a su sintonía con el proyecto de Zapatero.

El propio Zapatero reconoció ayer su labor, en la rueda de prensa en la que comunicó la remodelación ministerial, al hacer hincapié en que ha trabajado "día y noche" para cumplir su tarea.

Ahora le espera otro cometido, el Consejo de Estado, y para formar parte de esta institución renunciará a su escaño en el Congreso y pasarán a la historia los cara a cara de los miércoles con la portavoz del Grupo Popular, Soraya Sáenz de Santamaría.

Nacida en Valencia en 1949, por esta provincia encabezó la lista del PSOE en las elecciones generales de 2008. Era uno de los escasos supervivientes del primer Gobierno de Zapatero junto a Miguel Ángel Moratinos, Elena Espinosa y Elena Salgado. Hoy solo esta última mantiene ese 'título'.

En muchas ocasiones comentó que todos los cambios deberían ser vistos con normalidad y subrayó que todo el mundo tenía que asumir que, en un cargo de las características del suyo, un día determinado ha de llegar la salida.

Para ella, ese día fue ayer. Se marcha con la convicción de que puede considerarse una persona privilegiada y de que no le costará dejar de mandar. Al menos, como confesó en alguna entrevista, le costará mucho menos que dejar de fumar.