Francisco Álvarez-Cascos aseguró, pocos días después de abandonar el PP tras 34 años de militancia, que decidió abandonar su casa política en «24 horas», aunque confesó que esta decisión «estaba tomada mucho antes y el borrador de la carta escrita al señor Rajoy -en la que le comunicaba que cesaba como militante- estaba escrito mucho antes». Concretamente, y según los cálculos de la dirección nacional, estaba escrita entre septiembre y octubre pasados. Los responsables del partido opositor recibieron entonces noticias del Ministerio del Interior de que seguidores de Cascos habían comenzado los trámites para inscribir una nueva formación política.

Estaba claro que el entorno del ex secretario de los populares preparó esta alternativa con bastante antelación a la decisión del comité electoral del PP de que la elegida para encabezar la candidatura a la Presidencia del Principado era Isabel Pérez-Espinosa. Un dato que contradice, al menos en apariencia, la aseveración de que Rajoy comunicó a Cascos «hasta en dos ocasiones» que él sería el elegido, según dice el que fuera números dos del Ejecutivo de Aznar.

La cúpula del PP estaba preparada para esta puesta en escena, pero algunos de sus miembros reconocen que tal vez evaluaron mal el efecto que podría tener el efecto Cascos. La dirección popular atribuye parte de la responsabilidad de este error de cálculo a los responsables del PP de Asturias. Alguno de estos dirigentes se atrevió, incluso, a mostrar su convencimiento de que el hoy disidente ni abandonaría el partido ni formaría uno nuevo ni se presentaría a las elecciones.

Más allá de esta controversia, pocos dudan en la dirección nacional de la necesidad de acometer una profunda renovación en las estructuras del PP asturiano. La primera víctima política será, según coinciden diversas fuentes, Ovidio Sánchez, presidente de los populares del Principado.