POLÍTICA

El PSOE regala a CiU y PNV dos puestos en la Mesa

Los socialistas pretenden evitar que los nacionalistas hipotequen con sus exigencias la elección de Zapatero. Bono será el primer presidente del Congreso elegido en segunda vuelta en toda la democracia.

El PSOE cederá graciosamente a PNV y CiU los dos puestos que reclamaban en la Mesa del Congreso. El secretario de Organización de la formación, José Blanco, anunció que no exigirá a cambio el voto favorable a José Bono. Su 'generosidad' puede convertir al ex ministro de Defensa en el primer presidente de la cámara baja, en toda la historia de la democracia, que precisa de una segunda vuelta para ocupar su cargo. Es el precio que está dispuesto a pagar el partido gubernamental para convencer a los nacionalistas de que habla en serio cuando dice, de cara a la investidura, que no hipotecará la acción de Gobierno por siete votos.


Los socialistas quieren desprenderse a toda costa de esa imagen de partido dependiente de fuerzas minoritarias, como Esquerra Republicana de Catalunya, que arrastró en la pasada legislatura. Su lema es ahora la palabra "autonomía". Dicen que los 169 escaños logrados en las generales permiten negociar desde una posición muy cómoda. La elección de Bono este martes servirá para escenificarlo. El número dos del PSOE dio por hecho que tanto CiU como PNV votarán en blanco. Y lo asumió con naturalidad e incluso con indiferencia.


La situación tiene varias ventajas para los suyos. De un lado, le permite afear la conducta al Partido Popular, que se ha negado a ceder uno de los cuatro puestos que le corresponden en la Mesa con el argumento de que, a diferencia del PSOE, no tiene nada que ofrecer ni tampoco nada que ganar. Blanco se apresuró así a interpretar la decisión del PP como negativa a contribuir al "buen gobierno y la convivencia" de la cámara. "Un indicador -dijo- del talante con el que inicia la legislatura".


En la misma jugada, los socialistas se presentan como partido conciliador y amable; lo que debería servir para allanar el camino a futuros entendimientos con los nacionalistas, más allá de la sesión de investidura prevista para la semana próxima. El número dos del partido insistió en que la elección del presidente del Gobierno "no es sino el comienzo de la legislatura". Se trata de un mensaje dirigido especialmente al PNV, que intenta vincular el apoyo a la candidatura de José Luis Rodríguez Zapatero a una salida digna para el lendakari Juan José Ibarretxe, y su 'hoja de ruta'.

Fidelidad al programa


Blanco remarcó que los socialistas pueden garantizar por sí solos un Gobierno "claro y estable". En su afán de demostrar que se siente con la sartén por el mango, admitió que buscará la forma de que el próximo Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero tenga el "mayor respaldo posible", pero subrayó que mantendrá inalterable un principio básico que es el de la "fidelidad a los compromisos programáticos" de su partido. Y, en materia territorial, el programa del PSOE deja claro que la línea a seguir en cualquier reforma de un marco de autogobierno es la de los estatutos de segunda generación. Nada que vaya más lejos.


Los socialistas no tienen claro, en realidad, qué es lo que hará el PNV en la sesión constitutiva de las Cortes. Así como CiU dejó dicho desde primera hora de la mañana que no daría su apoyo a Bono, los nacionalistas vascos guardaron silencio durante toda la jornada. Al final de la tarde, el secretario de Organización del PSOE seguía sin saber nada, pero daba por sentado que emularía a los catalanes. Entre otras cosas, porque tampoco se llevarán todo lo que pedían e Iñaki Anasagasti se quedará sin su puesto en la Mesa del Senado. Además, ya que consiguen gratis lo que más les importaba, por qué pagar el precio de tener que explicar a los suyos el respaldo a quien se ha erigido durante años en 'martillo' de los nacionalismos.