AVIACIÓN

Barajas respondió bien en el siniestro de Spanair

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El juez que investiga el accidente del avión de Spanair, en el que fallecieron 154 personas el 20 de agosto de 2008 en Barajas, descarta que el plan de emergencias del aeropuerto fallara ese día. Pese a las quejas de algunos heridos por la tardanza de los equipos sanitarios, el instructor de la causa, Juan Javier Pérez, no encuentra indicios que apunten a una presunta negligencia en la ejecución del protocolo de rescate.

El juez justifica que "no se puede determinar con seguridad" si algunas muertes pudieron haberse evitado en caso de haber recibido una atención médica distinta. Por este motivo, rechaza imputar al director de Barajas, Miguel Ángel Oleaga, tal y como pedía la representación legal en el proceso de dos fallecidos.

En un auto hecho público el 19 de noviembre, el instructor señala que "no hay duda razonable" de que las muertes y heridas de los ocupantes del avión son consecuencia directa de su caída. Pero añade que no se puede saber el momento exacto en que se produjeron estas dos muertes o del resto y si pudieron haberse evitado.

La representación legal de dos víctimas mortales alegó ante el juez que, en base un informe médico de parte, estas personas podrían "muy probablemente" haberse salvado si hubieran recibido soporte vital avanzado en los primeros 30-60 minutos. Por lo que estimaron que existían indicios para imputar a Oleaga.

"Especulación"

Para el juez, esta explicación "entra en el terreno de la especulación". Recuerda que las infracciones imprudentes requieren de tres supuestos: una acción imprudente, un resultado lesivo y un nexo casual (que las dos personas pudieron haber salvado con otra atención sanitaria). Y ni el contrainforme del forense ni la declaración de un testigo confirman este extremo, argumenta el instructor.

Los escritos del forense concluyeron que las muertes ocurrieron en "data cercana o muy cercana" al impacto violento del avión. De la misma forma, "ilustrativa" es para el juez la declaración de un médico del servicio de urgencias de Madrid, el primer sanitario en llegar al lugar, que testificó que tardó "como mucho" cinco minutos en llegar a la zona y otros cinco desde que aterrizó con el helicóptero hasta que llegó a los heridos.

En opinión del sanitario, los dos heridos no hubieran sobrevivido con independencia de la atención médica recibida, dada la entidad de las quemaduras que sufrían.