MURIÓ EL EX JEFE DE LA CASA DEL REY

Adiós a un hombre de Estado

Muy pocos acontecimientos logran reunir en el mismo tren a todas las fuerzas políticas. Uno fue la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos de 2016. Otro ha sido la muerte de Sabino Fernández Campo. El hombre que, con su habilidad y olfato, paró un golpe Estado y ayudó a que España no regresará a las tinieblas, ha sido despedido con la gratitud que merecía. Desde las 12:00 horas, en que fue abierta la capilla ardiente en el tanatorio madrileño de la Paz, una riada de políticos -muchos de ellos protagonistas de la Transición, igual que él- desfilaron por la capilla ardiente para dar el pésame a su viuda, María Teresa Álvarez, a sus hijos y a sus nietos. Allí estuvo el ex ministro de Franco Manuel Fraga, pero también estuvo el líder comunista Santiago Carrillo. Por delante del féretro pasó uno de los grades símbolos de la aristocracia, la duquesa de Alba -que enseguida fue rodeada por periodistas y fotógrafos-, pero también desfilo el ex secretario de UGT Nicolás Redondo y su actual secretario, Cándido Méndez.


El ex jefe de la Casa del Rey, quien se llevó a la tumba los secretos que sólo saben guardar las personas leales, ha recibido el reconocimiento de todo el arco parlamentario español. La derecha, el centro y la izquierda han agradecido en silencio la labor de un hombre que supo bandear con acierto uno de los 'segundos' más trascendentales de nuestra historia. "Ni está ni se le espera'.


Seis palabras que paralizaron a la acorazada Brunete y a Alfonso Armada. Un segundo mágico para desactivar dos bombas -casi atómicas- que, de haber estallado, hubiesen partido en añicos a nuestra incipiente e insegura democracia.


El PSOE definió este lunes a Sabino Fernández Campo, conde de Latorre y hombre clave de la Transición, como "un servidor del Estado", un hombre que "dio muestras de ser un fiel defensor de la democracia y de la monarquía parlamentaria española". Mediante un telegrama remitido a la familia, el PP alababa "su entrega, su integridad y su lealtad constitucionales". La popular Soraya Sáenz de Santamaría resaltó el "trabajo silencioso y discreto" del fiel servidor de Juan Carlos I. El presidente de las Cortes, José Bono, le tildó de "gran patriota". El ex presidente del Gobierno, José María Aznar, dijo que todos los españoles "le tenemos que estar muy agradecidos".

Los Reyes, muy cariñosos

Encima del féretro, de madera de roble, había una pequeña corona de color blanco con la leyenda "Te queremos". Alrededor se apoyaban otras coronas enviadas por las más altas instituciones. En algunas se podían leer sus remitentes: 'Reyes de España', 'Príncipes de Asturias', 'Infanta doña Elena', 'Duques de Palma', 'Corporación Municipal de Madrid'. Las infantas Cristina y Elena (ésta última con unas gafas negras) llegaron a las 11.40 horas la capilla ardiente. Fueron los primeros miembros de la familia real en acercarse a Tres Cantos. Permanecieron alrededor de 20 minutos acompañando a la viuda y sus hijos. Después, con el semblante serio y sin hacer declaraciones, se marcharon en el mismo vehículo.


Los Reyes llegaron a las 18.30 horas. Doña Sofía, vestido de negro, y don Juan Carlos, con un traje azul marino, fueron recibidos a la puerta del tanatorio por la viuda y dos de sus hijos, Luis y Miguel. La Reina le dio un efusivo abrazo a María Teresa Álvarez y besó a sus hijos. El monarca abrazó a los hijos y besó a la viuda, vestida de riguroso luto. Los Reyes, que permanecieron cerca de veinte minutos en la capilla ardiente, se mostraron muy cariñosos con todos los hijos y los nietos. María Teresa Álvarez comentó que su marido "murió sin dolor" y que vivió "91 años plenos". La periodista Pilar Urbano, autora de una polémica biografía en torno a la figura de la Reina, coincidió con doña Sofía en la capilla ardiente.


El heredero de la Corona y su esposa volaban esta tarde desde Cataluña. Su llegada al tanatorio está prevista en torno a las diez de la noche. Don Felipe recordó el pasado viernes, durante la ceremonia de entrega de los premios Príncipe de Asturias, el tesón con el que trabajó Fernández Campo para que estos galardones salieran adelante.


Fernandez Campo falleció anoche en la clínica Ruber Internacional, donde había sido intervenido quirúrgicamente el pasado día 12 por un problema intestinal. Casado con Elena Fernández-Vega, de la que se separó en 1974, superó con entereza la muerte de cuatro de los diez hijos que tuvieron en común. En 1997, tras el fallecimiento de su primera esposa, volvió a casarse con la periodista asturiana María Teresa Álvarez.


El funeral por el conde de Latorre, en la catedral de Oviedo, está previsto para mañana martes a las 17 horas.


Posteriormente su cuerpo será inhumado en el cementerio de San Salvador. La Casa del Rey realizará -en fecha aún no fijada- un funeral en el Palacio de El Pardo donde asistirá la familia real en pleno, los trabajadores de Zarzuela y los familiares del finado.


El obispo auxiliar de Madrid y secretario general de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, ofició a las 19 horas una misa en el tanatorio de la Paz de Tres Cantos.


Martínez Camino dijo en la homilía que Fernández Campo fue un hombre "cabal, verdadero, amante de la verdad, por encima incluso de sus intereses inmediatos". El portavoz de la CEE afirmó que muchos españoles, "por no decir todos, notarán el hueco que ha dejado". En otro momento de la homilía destacó a la persona que "creía profundamente en Jesucristo y no se avergonzaba de su fe".