Así es Miguel Ángel Rodríguez, el gurú de la comunicación a la sombra de Ayuso

Volvió a la política de la mano de la líder madrileña, a la que ha convertido en un fenómeno nacional sin deshacerse de su halo de villano.

Imagen de archivo del director de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
Imagen de archivo del director de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
Archivo Europa Press

Sobre él corren todo tipo de leyendas. Muchas de ellas, oscuras. Sus 'haters' lo apodan 'Rasputín' y genera suspicacias tanto fuera como dentro de su partido. Opera en la sombra aunque está detrás de cada una de las estrategias de Isabel Díaz Ayuso. Las mismas que le han asfaltado, hasta en tres ocasiones, el camino hacia la Puerta del Sol y las que han convertido a la presidenta madrileña en todo un fenómeno fan. Miguel Ángel Rodríguez (Valladolid, 1964) o MAR como le llaman porque así firma- es un artista de la propaganda. El rey Midas de la comunicación política porque todo lo que toca lo convierte en oro.

Lo hizo con José María Aznar, al que moldeó desde sus inicios en la política castellano y leonesa -para la historia quedaron las imágenes del candidato a la Junta disfrazado de Cid Campeador en lo alto del castillo de Villafuerte de Esgueva con casco y espada-, y al que situó años después en el Palacio de la Moncloa acabando con una hegemonía socialista de cuatro legislaturas. Por él dejó su trabajo como periodista aguerrido en El Norte de Castilla para dar primero el salto al Gobierno autonómico y después, a la arena nacional.

De la mano del expresidente Aznar el gurú vallisoletano, que no era precisamente de derechas en su juventud, fue director de Comunicación del PP y, posteriormente, secretario de Estado de Comunicación, ejerciendo como portavoz del Ejecutivo viernes tras viernes. Es el ideólogo del ya célebre "Váyase, señor González" que marcó el fin de una época y famoso también por sus salidas de tono y ocurrencias desde la sala de prensa monclovita. Quienes coincidieron con él en el Gobierno reconocen que era un portento al que había, eso sí, que controlar porque "te podía meter en muchos líos". "Era un adelantado a su tiempo y yo me dejaba guiar", relató Aznar en sus memorias.

Pero dos años después de su llegada al Ejecutivo, en julio de 1998, Rodríguez anunció su dimisión por motivos personales. Cuentan las crónicas periodísticas que fue el giro al centro que imprimió Aznar lo que motivó su salida. Se dijo también que detrás de su destitución estaba Jordi Pujol, quien pidió su cabeza. Y el entonces presidente del Gobierno, que necesitaba el apoyo de la extinta CiU en el Congreso, accedió a sacrificarlo.

Sea como fuere, Rodríguez dio un paso al lado y se dedicó desde entonces a la empresa privada, aunque la polémica no le abandonó. En ocasiones por sus comentarios en televisión y en las redes sociales, algunos de los cuales acabaron en los tribunales, como los que efectuó sobre el doctor Montes, el anestesista acusado de practicar sedaciones irregulares a pacientes terminales cuyo caso fue archivado.

El retorno del rey

Su vida política parecía finiquitada hasta que irrumpió en escena una desconocida Isabel Díaz Ayuso en vísperas de las elecciones autonómicas del 2019. Mucho se habló de la influencia de Aznar en ese nombramiento, pero nada más lejos de la realidad. Ambos se conocían de antes, después de que la dirigente pidiera a un amigo que los presentara.

La fascinación de Ayuso por el que hoy es como un segundo padre para ella venía de su época de estudiante de periodismo, cuando analizó su figura como comunicador político en su trabajo fin de carrera. Congeniaron desde el primer minuto. Se veían, coincidían en tertulias, intercambiaban mensajes, hasta que Pablo Casado la designó candidata a la Comunidad de Madrid y ella no dudó en recurrir a él para su campaña. Desde entonces no se han separado.

En estos cinco años, y una pandemia mediante, la factoría MAR ha hecho de esa joven inexperta un caballo ganador aupada por la polarización política. Ha conseguido que pase de ser una auténtica desconocida a que todo el mundo reconozca la marca Ayuso, convertida en un fenómeno mediático. Su relación va más allá de la que media entre un jefe y un empleado. Basta con repasar las palabras que le dedicó ella en el cierre de campaña de mayo de 2021. "Es, por encima de todo, mi amigo. Y lo es todos los días. Es para mí un escudero, un protector, un compañero de aventuras, la persona que más me divierte, me inspira y que más me enseña".

Rodríguez fue además, junto a su jefe de prensa, uno de sus principales valedores en la guerra fratricida que se abrió con Génova por el liderazgo del PP en Madrid y que acabó con la salida forzada de Casado de la presidencia.

Y Ayuso no está dispuesta a desprenderse de él. Menos aún por su gestión con la prensa en la investigación por fraude fiscal a su novio Alberto González Amador, tratando de intimidar, difundiendo bulos y usando datos policiales a periodistas de El País y elDiario.es que trabajaban en la zona del piso donde reside la pareja. Días antes, MAR había amenazado a otra periodista del diario digital. "Lo que se ha visto es que dos personas que tienen una relación de confianza de más de 30 años discuten por WhatsApp", zanjó Ayuso en línea con las explicaciones ofrecidas por su jefe de gabinete. Un ajuste de cuentas personal por el que la presidenta no está dispuesta a dejar caer a su cerebro en la sombra.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión