Sánchez salva 'in extremis' el primer test de estabilidad tras el aviso de Junts y Podemos

El ejecutivo ha logrado sacar adelante dos de los tres reales decretos que muestra la dura legislatura que le espera Sánchez. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el pleno del Congreso de los Diputados, en el Palacio del Senado, a 10 de enero de 2024, en Madrid (España). El Pleno del Congreso, en su primera reunión del año, debate y vota los objetivos de estabilidad presupuestaria y de deuda pública para el conjunto de las administraciones, un primer paso en la tramitación de los Presupuestos Generales de 2024. El Gobierno de coalición cuenta con apoyos..10 ENERO 2024;CONGRESO;PRESUPUESTOS GENERALES;DÉFICIT;POLÍTICA;SENADO;PLENO;DIPUTADOS;..Alejandro Martínez Vélez / Europa Press..10/01/2024 [[[EP]]]
Pedro Sánchez en la votación de los reales decretos.
Alejandro Martínez Vélez

No lograr que el Congreso convalide uno de sus reales decretos es un fracaso para cualquier Gobierno, pero si existía una sombra muy real de que fueran tres los que decaían, Pedro Sánchez y sus ministros han podido esbozar una sonrisa tras la primera prueba de estabilidad a la que se han sometido y en la que han logrado salvar dos de ellos.

El pleno de este miércoles ha llegado sin que el nuevo Ejecutivo de coalición haya cumplido los dos meses de vida y después de haber estado caminando los últimos días y toda la jornada al borde del precipicio al que parecían abocarle Junts y Podemos.

Los dos partidos han sometido al Gobierno a una dura prueba, han dado un serio aviso y han presentado las credenciales de lo que pretenden en esta legislatura: tener, con siete y cinco diputados respectivamente, un protagonismo muy especial.

El 'no es no' que la formación de Carles Puigdemont había anunciado para los tres reales decretos cuya convalidación decidía el Congreso se ha convertido, con un suspense que no se ha desvelado hasta el momento en el que se ha hecho pública la votación telemática, en una ausencia de voto y en una abstención que han permitido que prosperaran por la mínima dos de ellos.

En concreto, el que incluía las medidas anticrisis (en segunda votación tras un empate inicial) y el decreto ómnibus que lleva aparejada la digitalización de la Justicia y que era imprescindible para permitir la llegada de 10.000 millones de euros de fondos europeos.

Revés de Podemos

Al no haber votado Junts, habría podido salir adelante también el real decreto que reformaba el subsidio de desempleo si Podemos (que sí avaló el relativo al escudo social) no lo hubiera rechazado.

Esa actitud ha dolido al Gobierno y especialmente a la vicepresidenta primera y líder de Sumar, Yolanda Díaz, ya que ella es la que había luchado su contenido en un duro pulso con la ya ex número dos del Ejecutivo y titular de Economía, Nadia Calviño.

Si por su mente puede haber pasado el refrán de que no hay peor cuña que la de la misma madera, ya ha advertido a la formación morada de que esa decisión le pasará factura.

Podemos se ha convertido para el Gobierno en un problema aritmético sobrevenido tras su pase al Grupo Mixto, pero cuando el PSOE firmó su pacto de investidura con Junts era consciente de que la formación independentista no se lo iba a poner fácil, que habría que bregar con las exigencias de este partido y que llegarían momentos de especial dificultad.

Atisbaban que la primera negociación presupuestaria podría ser una piedra de toque, pero quizás no contaban con que esos problemas llegaran en esta ocasión tan pronto.

Las apelaciones a la responsabilidad se han sucedido por parte del Gobierno, y desde la tribuna de oradores lo ha hecho el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, pidiendo dejar atrás el "politiquerío" y los intereses partidistas.

Tal vez esa llamada no ablandó a Junts, pero sí lo hizo el pacto final al que llegó con los socialistas para delegar las competencias sobre inmigración a la Generalitat, publicar las balanzas fiscales y suprimir el artículo de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que a su juicio haría peligrar la amnistía.

Hay dolor, pero menos

En este pleno el Gobierno ha confirmado lo que va a ser la legislatura: intentar sortear el fuego amigo, acceder a algunas cesiones añadidas a las de los pactos para la investidura y nulas posibilidades de contar con el PP para sacar adelante sus iniciativas.

Cuatro años ha hecho este mes desde que el rey bromeara con Sánchez en el Palacio de la Zarzuela instantes después de que el presidente del Gobierno prometiera el cargo.

"Ha sido rápido. El dolor viene después", le dijo entre sonrisas. El Ejecutivo que echó a andar ese día, el primero de coalición en la actual etapa democrática, con una pandemia de coronavirus incluida, no lo tuvo fácil, pero pese a peleas internas y arduas negociaciones con diversos grupos, consiguió sacar adelante sucesivos presupuestos generales, otras decenas de proyectos de ley y cuantiosos decretos.

Solo estuvo a punto de vivir el rechazo a un real decreto hace dos años, cuando salvó el de la reforma laboral gracias al error del diputado del PP Alberto Casero.

En los albores de esta legislatura el nuevo Gobierno ya ha visto esta jornada decaer uno. Hay dolor, pero mucho menos del que barruntaba.

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