Pedro Sánchez emula a Felipe González y otorga a María Jesús Montero el poder que tuvo Alfonso Guerra

Han tenido que pasar casi 33 años para ver de nuevo a la persona que ocupa la vicesecretaría general socialista como vicepresidenta del Gobierno.

La ministra de Hacienda, Maria Jesús Montero, en una imagen de archivo.
PedMaria Jesús Montero, en una imagen de archivo.
EP

Pedro Sánchez siempre ha expresado su orgullo por el legado de Felipe González pese a las diferencias que han ido surgiendo entre ellos a lo largo de los últimos años, la más reciente a consecuencia de la ley de amnistía.

Unas diferencias a las que el actual presidente del Gobierno ha querido restar importancia públicamente subrayando que a cada uno le ha tocado estar al frente del Ejecutivo en tiempos distintos, en circunstancias que nada tienen que ver y que requieren otro tipo de respuestas.

Pero este viernes, pese a vivir momentos que afirma no comparables y ante una legislatura que se aventura muy dura políticamente, ha emulado el esquema que González utilizó en gran parte de su mandato al decidir que sea la misma persona su número dos tanto en el Gobierno como en el PSOE.

De Alfonso Guerra a María Jesús Montero. De sevillano a sevillana. Han tenido que pasar casi 33 años para ver de nuevo a la persona que ocupa la vicesecretaría general socialista como vicepresidenta del Gobierno.

Guerra fue vicepresidente único, sin ningún ordinal ligado a ese cargo y sin ningún ministerio añadido, lo que le llevó a asegurar tirando de su contrastada ironía y para querer rebajar el mito de su poder en el Gobierno que él no tenía ningún área concreta de responsabilidad. "Yo estoy de oyente", afirmó.

Tres vicepresidencias

El Gobierno de Sánchez sí tiene más vicepresidentas que Montero (Yolanda Díaz y Teresa Ribera), pero a partir de ahora, por debajo en el escalafón y ella será quien esté al frente de las reuniones del Consejo de Ministros cuando se ausente Sánchez.

Situarla además por delante de Díaz evita dar un poder a la líder de Sumar como vicepresidenta primera que incomodaría en el PSOE.

El presidente ha anunciado el ascenso de Montero desde la vicepresidencia cuarta que ocupaba actualmente como uno de los movimientos que ha conllevado la salida de Nadia Calviño para situarse al frente del Banco Europeo de Inversiones.

Algunas quinielas barajaban incluso que Montero se hiciera cargo de la cartera de Economía para compaginarla con la de Hacienda, pero el jefe del Ejecutivo ha designado al hasta ahora secretario general del Tesoro, Carlos Cuerpo, para asumir las competencias de la ministra saliente.

Deja así margen para que Montero, junto a las tareas propias de su departamento, juegue un papel más político y siga siendo con el ministro de la Presidencia y de Justicia, Félix Bolaños, uno de sus puntales en las negociaciones de todo tipo que tendrá que afrontar el Gobierno en los próximos años.

Alto perfil político

Prueba de fuego para esas negociaciones han sido las que ambos han protagonizado con éxito para hacer posible la nueva investidura de Pedro Sánchez.

No cargar a Montero con las responsabilidades de Economía le permitirá tener más tiempo para su labor como vicesecretaria general del PSOE, ese cargo que desde que lo abandonó Guerra en 1997 ha ido desapareciendo y surgiendo de nuevo y que ella desempeña desde 2022.

La señal de Sánchez es clara. Para esta legislatura quiere ministros de alto perfil político, tal y como explicó al nombrar a su nuevo Gabinete el mes pasado y como ha reafirmado ante esta primera remodelación.

Desaparece la vicepresidencia cuarta que hasta ahora ocupaba Montero y, por tanto, se repite lo sucedido en la legislatura anterior, que comenzó igualmente con cuatro vicepresidencias que quedaron reducidas a tres cuando en julio de 2021 Carmen Calvo salió del Gobierno.

¿Pensando en la sucesión?

Además, se refuerza el papel de José Luis Escrivá (otro de los que se situaban como aspirantes a ministro de Economía) al sumar a su cartera de Transformación Digital las competencias de Función Pública que estaban ligadas a Hacienda.

Con esta temprana remodelación, ya prevista desde que Sánchez formó su nuevo Gobierno, el presidente evidencia su confianza en una persona como Montero que le ha acompañado desde que accedió al Palacio de la Moncloa tras la moción de censura contra Mariano Rajoy en 2018 y da entrada a savia nueva pero a la vez continuista en el Ministerio de Economía.

A corto plazo, en medio del combate político por la ley de amnistía, la moción de censura en el ayuntamiento de Pamplona y las negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial, la negociación presupuestaria, que Montero confía que llegue a buen puerto en el primer trimestre del año, se presenta como uno de los principales retos de este Gobierno remodelado.

Con la vista puesta mucho más allá, se abre la incógnita de si Sánchez ha querido hacer algo más que un movimiento puntual y ha ascendido a vicepresidenta primera a una persona en la que puede estar pensando como su sucesora, como futura cabeza de cartel socialista. Para saberlo, como poco y según sus intenciones, queda algo menos de cuatro años.

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