Las concentraciones contra la amnistía ante Ferraz agrandan la brecha entre el PSOE y el PP

Los populares cargan contra el Ministerio del Interior y recuerdan las las manifestaciones ante su sede de Génova producidas tras el 11-M.

Spanish riot police officers stand guard during a protest near Spain's Socialists Party (PSOE) headquarters, following acting Prime Minister Pedro Sanchez's negotiations for granting an amnesty to people involved with Catalonia's failed 2017 independence bid, in Madrid, Spain, November 7, 2023. REUTERS/Susana Vera SPAIN-POLITICS/PROTESTS
Agentes de la policía antidisturbios española hacen guardia durante una protesta cerca de la sede del Partido Socialista de España (PSOE)
SUSANA VERA

Las concentraciones en distintos puntos de España para protestar contra la ley de amnistía agrandan la brecha entre el PSOE, que lo tilda de "ataques" y exige una "condena", y el PP, que se desvincula y recuerda las manifestaciones ante Génova tras el 11-M de hace ya 19 años. Los de Alberto Núñez Feijóo salieron este martes en tromba a criticar las cargas policiales contra los manifestantes de este lunes a las puertas de la sede del PSOE en Madrid, en la calle Ferraz, y advertir de que seguirán "liderando la contestación social e institucional a la rendición de nuestro país" con la misma estrategia que ha sacado a la calle a decenas de miles de personas en las convocatorias organizadas hasta ahora.

"Interior obligó a nuestros agentes a tratar a las personas que estaban en la calle como si fueran CDR. No lo eran. Y lo hicieron de manera injusta, suponemos que aplicando la vigente ley mordaza", explicaban fuentes de los populares. Génova, que había guardado silencio hasta ahora respecto a las protestas -la primera fue el viernes y este lunes se produjo la más multitudinaria ante Ferraz hasta ahora-, quiso dejar claro que el PP no tiene nada que ver con las convocatorias en ninguna de las sedes socialistas, remitiéndose a su modelo de "movilizaciones pacíficas" desarrolladas "de un modo ejemplar" y "pacífico" durante el último mes y medio en Santiago, Madrid, Toledo, Málaga y este domingo pasado en Valencia. "La forma de protestar contra las indignas negociaciones del PSOE es hacerlo de manera que Pedro Sánchez no logre que se desvíe la atención de su indecencia", isistían estas mismas fuentes antes de llamar a concentrarse 12 de noviembre en las 52 capitales de provincia como hizo esta martes el propio Alberto Núñez Feijóo.

Una respuesta que no tardaron en afear desde el PSOE, donde reprocharon al PP "no condenar de forma expresa los ataques a las sedes, ni a los vivas a Franco, ni a los gritos contra la Constitución y el presidente" que, sostienen, tuvieron lugar en dichas movilizaciones. "No vemos apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que el lunes casi ven superada su línea y en riesgo su integridad física", replicaban los socialistas, quienes sostienen que los de Feijóo "no han aprendido nada en 20 años".

Génova, por su parte, equiparaba lo ocurrido a las protestas de 2004 frente a las sedes de los populares tras los atentados del 11-M, enfatizando que «entonces fue el PSOE quien mandó a la gente a protestar a Génova diciendo 'España no merece un Gobierno que le mienta'", en alusión a las palabras que utilizó entonces Alfredo Pérez Rubalcaba. También reivindican que sus críticas contra el Ministerio del Interior y el Ejecutivo son compatibles con su "apoyo" a los agentes que se vieron "obligados" a cargar.

El propio Marlaska también salía al paso para defender la labor policial y decir que lo ocurrido ante la sede socialista de Ferraz "no puede caber en una democracia". "Actúan siempre con criterios de proporcionalidad", aseguraba el titular de Interior sobre los agentes tras pedir no "poner en tela de juicio la profesionalidad" de los agentes.

No obstante, la realidad es que hacía años que los antidisturbios no usaban gases lacrimógenos en la capital. La última vez que se utilizó de manera más o menos extendida este material, que puede conllevar graves problemas respiratorios, fue hace ya más de una década con las convocatorias masivas para rodear el Congreso.

Las decenas de agentes antidisturbios que custodiaban el cuartel general del PSOE este lunes no solo hicieron uso del arsenal lacrimógeno, que en la escala de disuasión solo es superado por el lanzamiento de bolas de goma, sino que también emplearon salvas y botes de fumígeno inocuo, además de practicar varias cargas, tácticas todas ellas que solo pueden ser autorizadas por la Delegación del Gobierno y no por el jefe del operativo. O sea, intervino a la fuerza una orden de una superioridad política.

"Estética ultra"

Interior lo justifica su esgrimiendo que había infiltrados ultras y que hubo embozados, pero lo cierto es que no se ven en ninguna imagen. Según los atestados de la Policía, los problemas surgieron sobre la 21.00 horas, cuando "parte de los manifestantes empezaron a abandonar el lugar, pero se incrementó la presencia de personas embozadas y de estética ultra". "Sobre las 21.30 varias de estas personas se distribuyen estratégicamente por el vallado y empiezan a cortar las bridas que unen las vallas. En ese momento empiezan a lanzar botellas de cristal y otros objetos sobre los agentes", apunta el atestado policial.

Vox, cuyos principales dirigentes estuvieron presentes en la protesta del lunes ante Ferraz -incluido el propio Santiago Abascal-, también arremetió contra el Gobierno, anunciando incluso una querella contra el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín. El líder de la derecha radical, que compareció en la sede del partido tras reunirse con los vicepresidentes autonómicos, pidió a los cuerpos policiales que "no obedezcan órdenes ilegales de sus superiores".

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