Yolanda Díaz maniobra para que Sumar lidere las conversaciones con el nacionalismo catalán

La coalición izquierdista acusa a los socialistas de "falta de ambición para reeditar" un Gobierno progresista.

Yolanda Díaz antes del debate a tres en RTVE
Díaz maniobra para que Sumar lidere las conversaciones con el nacionalismo catalán
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Yolanda Díaz quiere que Sumar sea un actor protagonista en las negociaciones para cerrar la investidura de Pedro Sánchez. Ya fue la primera en mover ficha el 24 de julio, mientras el resto de partidos aún se recuperaban de la resaca electoral y el PSOE trataba de enfriar la situación. Apenas doce horas después de que terminara el escrutinio de las generales, encomendó al exdiputado de los comunes Jaume Asens -cercano a Carles Puigdemont- la tarea de encabezar las conversaciones con Junts y ERC. Un movimiento unilateral que no terminó de gustar a los socialistas, que trasladaron a su potencial socio su intención de coordinar los movimientos "como fuerza más votada" del bloque progresista. Pero la vicepresidenta segunda en funciones hizo oídos sordos, reivindicó el derecho de Sumar a negociar con el resto de formaciones y contraatacó el miércoles pasado lanzando un guiño a los partidos nacionalistas, de cuyo voto dependerá la gobernabilidad del país, al proponer que se puedan utilizar las lenguas cooficiales (euskera, catalán y gallego) en el Congreso, mediante la modificación del Reglamento de la Cámara.

El portavoz electoral de Sumar, Ernest Urtasun, fue ayer un paso más allá y censuró que los socialistas no estén dando pasos en las negociaciones con los independentistas, unas conversaciones para la investidura que el propio Pedro Sánchez ha aplazado hasta que el próximo 17 de agosto se vote la Presidencia del Congreso y se conforme su mesa de gobierno. "Al PSOE le falta ambición", criticó Urtasun para insinuar que los socialistas podrían estar buscando una repetición electoral de resultados inciertos. Mientras que el PSOE gestiona los tiempos, Sumar tiene prisa y este martes ya nombró a quien será su portavoz en la Cámara baja. La responsabilidad ha recaído sobre Marta Lois, diputada electa por A Coruña y persona de la máxima confianza de la líder de la coalición.

Díaz es consciente de que la negociación con Junts "va a ser difícil". Sobre todo después de que el voto exterior otorgara un diputado más al PP y uno menos al PSOE, lo que obliga a, al menos, dos de los siete parlamentarios del partido de Puigdemont a tener que votar expresamente sí en la investidura y no simplemente abstenerse.

Su postura firme sobre el derecho de autodeterminación también le resta posibilidades. La líder gallega desautorizó, primero, a los comunes y, posteriormente, a Podemos, cuanto estos mostraron su deseo de integrar la posibilidad de organizar un referéndum de autodeterminación en el programa electoral. La vicepresidenta segunda en funciones apuesta por mantener la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat hasta que se alcance un acuerdo.

Rivalidad con Esquerra

Con ERC el panorama no está tampoco claro. Pese a que ha sido uno de los socios estables del Gobierno de coalición en la presente legislatura, Sumar -y anteriormente En Comú Podem- es el principal rival del partido de Oriol Junqueras en el llamado cinturón rojo de Barcelona, que anhelan controlar los republicanos de cara a su proyecto de independencia a largo plazo.

Con esta estrategia de fondo, Esquerra ha tratado de desacreditar constantemente la estrategia de Yolanda Díaz. Su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, llegó a afirmar durante la campaña electoral que la candidata de Sumar era "más peligrosa que Santiago Abascal". Aunque la principal desavenencia, cuando todos los puentes volaron, se remonta a febrero del año pasado, durante la negociación y la posterior votación de la reforma laboral, la norma estrella del Ministerio de Trabajo en la anterior legislatura.

Los republicanos fueron muy críticos con su texto, al considerarlo "insuficiente" y acabaron votando en contra en la Cámara baja, entre críticas directas a Díaz. Solo un error del parlamentario del PP Alberto Casero, tras la ruptura de la disciplina de voto de los dos diputados de UPN, evitó que la norma fuera tumbada.

Una norma que sí fracasó, la derogación de la ley mordaza, partió al grupo parlamentario de Unidas Podemos en dos mitades. Mientras IU -con Enrique Santiago al frente-, los comunes y Galicia En Común aceptaron en la Comisión de Interior, donde se negociaba el texto con las pretensiones del PSOE, desde Podemos se alinearon con los postulados de Esquerra y EH Bildu, dos formaciones a las que el resto de organizaciones del Gobierno de coalición responsabilizaban del fracaso. Rufián explotó estas divergencias al máximo y, durante el proceso de creación de Sumar, volvió a cargar contra Díaz: "Si negocia como lo hizo con la reforma laboral, mal saldrá".

Con este panorama, Asens gestiona ahora unos contactos que prometen ser complicados. Díaz tiene bajo la manga dos argumentos, que la repetición de elecciones podría ser "negativo" para Cataluña y que "los resultados de las fuerzas independentistas fueron los que fueron". "Es una negociación muy compleja, pero la vamos a hacer. A nadie más que a los catalanes les puede interesar que esto salga bien", zanja la líder de Sumar.

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