El PSOE exige "discreción" para negociar pero promete ceñirse a la Constitución

La Generalitat advierte de que, si quiere ser investido, Sánchez tendrá que "mover ficha" con ERC y con Junts.

Pedro Sánchez en la sede del PSOE durante la noche electoral en Madrid.
Pedro Sánchez en la sede del PSOE durante la noche electoral en Madrid.
J. J. Guillén

La confianza de Pedro Sánchez en poder armar una mayoría parlamentaria que le garantice la continuidad en el Gobierno choca, de momento, con las declaraciones de intenciones, no solo de su partido, sino algunos de los actores de los que depende su investidura. La portavoz de la Generalitat, Patricia Paja, advirtió este martes al jefe del Ejecutivo en funciones de que tendrá que actuar con "valentía" y "mover ficha" con el independentismo si desea contar con su apoyo. "Debe escuchar -dijo incluso, a pesar de la división hasta ahora palmaria en las estrategias de ambas fuerzas- las reclamaciones de ERC y de Junts". El PSOE insiste, por su parte, en que no traspasará la que siempre ha sido su línea roja: la Constitución.

La necesidad de contar al menos la abstención del partido de Carles Puigdemont, prófugo de la justicia, además de con Sumar y el voto a favor de los partidos que ya le ayudaron a llegar a la Moncloa en 2019 -ERC, PNV, EH- Bildu y BNG- complica sobremanera el escenario político a los socialistas. La formación del 'expresident', que en campaña prometió no aupar ni a Sánchez ni a Alberto Núñez Feijóo, ya ha dejado claro cuál es su precio: referéndum de autodeterminación y amnistía para todos los implicados en el 'procés'. Y el hecho de que Plaja hablara de Esquerra y Junts como si existiera entre ambos una unidad de acción invita a pensar que quizá hasta los republicanos acaben encareciendo su voto. Hasta ahora, planteaban el traspaso de 'Rodalíes' (Cercanías) una revisión de la financiación autonómica y el mantenimiento de la mesa de diálogo sobre el "conflicto" catalán.

En Ferraz y en Moncloa aspiran exactamente a lo contrario, a que a medida que pase el tiempo y la posibilidad de una repetición electoral sea más real, el temor a ver reducido el peso ahora decisivo del soberanismo y la presión del empresariado catalán hagan que ambos partidos bajen considerablemente el pistón. La vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, defendió este martes que las negociaciones tendrán que desarrollarse, cuando se produzcan, con "discreción" pero reiteró que el referéndum no está en el horizonte. "Nosotros somos un partido constitucionalista y eso significa que cualquier cuestión que abordemos o que traslademos tiene que estar estrictamente en el marco constitucional", adujo en una entrevista en la Ser.

La legislatura de los indultos, de la derogación de la sedición y la reforma de la malversación - concesiones, todas, rechazadas inicialmente por Sánchez- ha dado al PSOE importantes réditos electorales en Cataluña, en buena medida a costa del soberanismo. El PSC ha pasado de 12 escaños en 2019 a 19, mientras que ERC ha perdido 6 (de 13 a 7), Junts uno (de 8 a 7) y la CUP los dos que tenía. Plaja argumentó que ese resultado se ha debido a la "alta polarización en clave española". Pero los socialistas presumen de su habilidad para encauzar en conflicto enquistado. "Si algo ha quedado demostrado en estos años es que en Cataluña y España solo cabe el marco constitucional y parece claro que eso ha gustado también en Cataluña", reivindicó desde la Moncloa la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez.

Vacaciones

La estrategia de Sánchez pasa, en todo caso, por dejar que el complejo resultado del 23-J se vaya decantando por sí solo poco a poco. No tiene ninguna prisa. Y menos sabiendo que Alberto Núñez Feijóo no tiene cartas para someterse a una investidura con la mínima garantía de éxito. Así que ha decidido hacerse a un lado y esperar. En las próximas semanas evitará todos los focos. No hará balance de fin de curso en el Palacio de la Moncloa, se prevé que tome vacaciones la primera quincena de agosto, antes de la constitución de las Cortes, y ni siquiera acudirá al tradicional despacho con el Rey en Marivent, tras el que es habitual también una rueda prensa.

Fuentes del Ejecutivo ligan esta decisión con el hecho de que el Gobierno se encuentra ahora en funciones. Pero en 2019, entre los comicios de abril y la repetición de noviembre, también lo estaba y, sin embargo, Sánchez no esquivó la foto en Mallorca con el monarca. No solo eso, sino que desde allí aprovechó para hablar de la necesidad de que se formara un nuevo Ejecutivo cuanto antes, "para poder afrontar con urgencia los grandes retos a los que se enfrenta España".

Rodríguez, argumentó, tras el último Consejo de Ministros hasta el 22 de agosto, que a diferencia de las de 2019 estas han sido una elecciones "ordinarias", que han llegado por primera vez desde 2016 tras cuatro años de legislatura y que venimos de un periodo de estabilidad. "La actitud del Gobierno se enmarca en la normalidad. Lo que toca es reposar el resultado de las urnas en las Cámaras", adujo.

Por el momento, Sánchez ya ha visto cómo en estos días el PNV dejaba claro, si es que había alguna duda, que no piensa ni escuchar lo que tenga que proponerle Feijóo de cara a su investidura y cómo Arnaldo Otegi le garantizaba este martes el voto de Bildu. 

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