Díaz trata de zanjar el ruido interno en Sumar y acelerar el acuerdo de coalición

La líder gallega recuerda a Belarra que "Unidas Podemos obtuvo un millón de votos" el 28-M frente a los tres millones de Sumar el 23-J.

La líder de la coalición Sumar, Yolanda Díaz, ejerce su derecho al voto para las elecciones generales en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid.
La líder de la coalición Sumar, Yolanda Díaz, ejerce su derecho al voto para las elecciones generales en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid.
Sergio Pérez

Yolanda Díaz quiere acelerar el acuerdo que posibilite la investidura de Pedro Sánchez "lo antes posible". La líder de Sumar ya tiene configurado el equipo de negociación con el que espera alcanzar un pacto programático con el PSOE y cerrar la estructura ministerial de un futuro Gobierno de coalición. Aunque no ha desvelado los nombres de las personas que formarán parte de esta delegación, la coalición de izquierdas se enfrenta paralelamente a varios obstáculos en su hoja de ruta, principalmente, el ruido interno, que comienza a crecer.

El lunes, solo doce horas después del cierre del escrutinio de las generales, la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, responsabilizó a la vicepresidenta segunda en funciones de una errada estrategia en campaña por la "renuncia al feminismo" e "invisibilizar a Podemos". La líder de los morados basó su disertación en los diputados obtenidos por separado por Unidas Podemos y Más País el 10-N en 2019, 38 frente a los 31 que cosechó la coalición el pasado domingo. Una comparación que rechazan de forma tajante en el núcleo duro de Sumar. "Para nosotros fueron las primeras elecciones", insistió este martes su portavoz de campaña, el eurodiputado Ernest Urtasun.

Poco amiga de airear los conflictos internos, Díaz recordó a la líder de los morados -que el 23-J revalidó su puesto de diputada, esta vez como número cinco por la lista de Madrid- que "Unidas Podemos consiguió un millón de votos" en las municipales del 28 de mayo frente a los algo más de tres millones de papeletas que obtuvo Sumar el pasado domingo. La líder gallega también respondió a su compañera de Consejo de Ministros que "el feminismo no es de nadie" y que el que su partido defiende es "el feminismo a favor y que suma".

Díaz, que el 23-J logró situar a diez diputados de su facción en la Cámara baja, pretende ahora asentar la marca Sumar para convertirla en un actor político "importante" a largo plazo para llevar a cabo su idea de "proyecto de país". Los cimientos esperan levantarlos "después del verano", cuando tienen previsto celebrar la que se convertirá en la primera asamblea de su historia. Pero cada vez son más las voces que desde el entorno de Podemos advierten de que los cinco escaños morados -Belarra, Lilith Verstrynge, Martina Velarde, Javier Sánchez Serna y Noemí Santana- "son imprescindibles" para cerrar cualquier acuerdo en el que participe el espacio político.

Así lo insinuó el exsecretario general de la formación, Pablo Iglesias, que pidió "autocrítica" a las organizaciones que forman la coalición y reclamó que, en caso de repetición electoral, las listas y la candidatura a la presidencia de la plataforma se configuren mediante primarias abiertas.

Crisis en Compromís

Esta vez Podemos no es la única nota discordante. El nombramiento del expresidente de las Cortes Valencianas, Enric Morera, como senador por designación autonómica amenaza con abrir una crisis en Compromís, que aporta a Sumar dos diputados en el Congreso. El movimiento ha molestado a la dirección de Iniciativa del Poble Valencià, socio minoritario de la coalición valenciana y partido que fundó Mónica Oltra, que contaba con volver a enviar a la Cámara Alta, en cambio, a Carles Mulet. El propio senador calificó la decisión de "voladura controlada" de la organización. Los suyos creen que la estrategia obedece a la intención de la dirección de sus socios, los nacionalistas de Més, de asegurarse las mayorías internas en el partido.

Más allá de rencillas, el otro obstáculo para Sumar pasa ahora por allanar las conversaciones que espera iniciar de forma unilateral con Esquerra y Junts. La propia Díaz ha elegido al exdiputado de los comunes Jaume Asens para que encabece estas negociaciones y ya le ha marcado los objetivos.

Aunque parten de posturas alejadas, especialmente con los de Carles Puigdemont, la vicepresidenta segunda en funciones mantiene, frente a las exigencias de amnistía y autodeterminación de los posconvertenges, su convicción de proseguir con la labor de la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat y que, una vez se alcance un acuerdo entre ambas partes, sea refrendado por los catalanes. "Las peticiones de Junts son legítimas, pero toca diálogo, diálogo, diálogo, acuerdos, y cuando los tengamos, que voten", defendió Díaz.

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