La polarización castiga al PNV en las elecciones generales

El líder del partido, Andoni Ortuzar, evita hacer autocrítica tras perder más de 100.000 votos en el peor resultado en 34 años, con el PSE por delante y Bildu pisándole los talones.

El presidente del PNV Andoni Ortuzar (c) junto al portavoz en el congreso y candidato de esta formación Aitor Esteban (i) el lehendakari Iñigo Urkullu, (d) y candidatos junto a afiliados realizan un balance de las elecciones generales. EFE/Luis Tejido
El presidente del PNV Andoni Ortuzar (c) junto al portavoz en el congreso y candidato de esta formación Aitor Esteban (i) el lehendakari Iñigo Urkullu, (d) y candidatos junto a afiliados realizan un balance de las elecciones generales. EFE/Luis Tejido
Luis Tejido/EFE

Las de este domingo eran tal vez las elecciones más difíciles en la última década para el PNV. Primero, por el tipo de cita, unas generales en las que el tradicional voto dual en el País Vasco suele penalizar las aspiraciones de los partidos nacionalistas. Segundo, por el momento de la convocatoria, por sorpresa y casi sin margen para reaccionar al retroceso que experimentó en las municipales y forales de hace apenas dos meses, sobre todo a cuenta de la abstención. Y tercero, por el marco de una campaña polarizada como nunca antes entre los dos principales aspirantes a la Moncloa. Un tú a tú en el que todos los partidos se mojaron en mayor o menor medida por uno u otro. Todos salvo los jeltzales, que lo acabaron pagando caro.

El PNV ha sacado 5 diputados en el Congreso y baja un escaño respecto a las elecciones de 2019

El PNV firmó este domingo su segundo peor resultado histórico en unas generales y confirmó la tendencia negativa del 28-M. Superó por poco el 24% de los votos en Euskadi, apenas un punto más que en 1989, cuando tocó suelo tras la escisión de EA. En términos absolutos, fueron 275.000 papeletas, 103.000 menos que en la última cita, celebrada en noviembre de 2019. Una merma que aprovechó el PSE-EE para ganarle quince años después en unos comicios a Cortes Generales y que a punto estuvo de derrumbar a los jeltzales hasta la tercera posición en la comunidad. En un empate técnico sin precedentes y a sólo un año de las autonómicas, Bildu se quedó a una sola décima, a un millar de papeletas, cuando en la anterior ocasión la brecha había sido de 13,4 puntos.

El batacazo del PNV es todavía más sangrante si se analizan los tres territorios por separado. En Vizcaya, su principal feudo y único en el que consiguió sostener la condición de primera fuerza, cosechó el peor registro de la historia, lo que le hizo perder el tercer diputado cuando en 2019 estuvo a escasos votos de lograr el cuarto. En Álava, la caída fue todavía más acusada, hasta el punto de que pasó de la primera a la cuarta plaza, la última que aporta escaño en una circunscripción muy disputada. Y en Guipúzcoa, a pesar de igualar los dos asientos que ya tenía, se convierte en tercera fuerza a casi diez puntos de distancia de EH Bildu, a la que había aventajado por cinco en la anterior convocatoria.

Uno de los pocos datos que pueden mitigar una noche electoral aciaga para el PNV es que sus cinco escaños le permiten conservar el grupo parlamentario en el Congreso y cierta influencia en unos próximos meses de infarto. En cambio, la realidad es mucho más cruda en el Senado, donde no cumple las condiciones mínimas para tener grupo propio. Se deja los respectivos tres asientos que pertenecen a Álava y Guipúzcoa, y sólo retiene los de Vizcaya, junto al de designación autonómica que no estaba en juego. En total, cuatro, uno menos de la barrera. Sólo podría sortear la norma si otro grupo afín le presta un senador.

Las caras eran muy largas este domingo por la noche en Sabin Etxea, donde Andoni Ortuzar compareció brevemente pasadas las 23.15 acompañado de Iñigo Urkullu, Aitor Esteban y el resto de diputados y senadores electos. Sin embargo, el presidente del Euskadi buru batzar evitó cualquier ápice de autocrítica y adjudicó la pérdida de apoyos a la "confrontación y polarización", alimentada a su juicio por el bipartidismo y los medios de comunicación. El líder jeltzale incluso habló de «balance satisfactorio» en torno a los resultados electorales y dio por cumplido el principal objetivo que se habían propuesto en campaña: "Consolidar el grupo propio en Madrid -en euskera llegó a hablar en plural y corrigió al singular tras percatarse del cambio en el Senado- y ser la línea de defensa de los intereses vascos". De igual forma, ensalzó el papel decisivo del PNV ante una "aritmética parlamentaria complicada".

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